Pavada de carrera eligió Kierkegaard para debutar oficialmente: la Copa de Precoces, en la que presentó a Race Emperor, vencedor por un cuerpo en una de las clasificatorias.
"Hace un año que tengo caballos -su stud se llama Horacio V- y cuido desde hace tres. Ahora revalidé en Palermo la patente que había sacado en Rosario", relata y detalla algo fácil de deducir: "Vivo entre caballos y los atiendo personalmente; ellos quieren tener patrón, sentirse identificados con su dueño."
En San Andrés de Giles y en Moreno están los búnkers de Kierkegaard. Piensa traer pronto a su establecimiento El Rincón a Race Emperor. Allí se juntarían los extremos: Rey Z, su caballo de salto de 15 años, y el potrillo, de 2. "En el turf se premia la precocidad; yo soy muy precavido, les hice control de crecimiento a mis potrillos, en el núcleo que existe en las rodillas", asegura, para comparar sus dos actividades hípicas actuales.
Pero si bien puede parecerle algo temprano el estreno de los sangre pura, hay un aspecto en el que el turf sale ganando respecto del salto, donde "no se permite la Butazolidina -sí se la se puede usar en los ejemplares de carrera, desde el segundo semestre de los 3 años-; está demostrado que los antiinflamatorios alargan la vida de los caballos".
Ricardo Kierkegaard, al que su colega Federico Castaing le cuidó un par de caballos, ahora tomó cartas en el asunto y se agregó a los entrenadores. No podía empezar mejor.
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