Corrientes, piden que se hagan cumplir las ordenanzas

La Justicia exigió el control del tránsito de carros en la ciudad.
Fué a través de un oficio enviado a la Municipalidad y firmando por los seis fiscales de instrucción. Las autoridades están preocupadas por el creciente número de accidentes viales protagonizados por estos vehículos y la crueldad con la que son tratados los caballos de tiro.
Los seis fiscales de la Justicia de Instrucción compelieron a la Municipalidad a realizar “un estricto cumplimiento” de las normas que regulan la circulación de los carros tirados por caballos y en especial en las calles asfaltadas. La exigencia se fundamentó en la necesidad de accionar para resguardar la seguridad vial. Pero también se busca mejorar la calidad de vida de los animales, que en muchos de los casos sufren el maltrato, la exigencia desmedida y sometidos a un esfuerzo que atenta contra sus vidas.

El pedido oficial fue a través de un oficio judicial dirigido al titular de la Dirección de Tránsito de la ciudad, Angel Dos Santos, y también un pedido de colaboración a la Policía de Corrientes, para las tareas de control del “estricto cumplimiento”. La comunicación fue firmada por los fiscales de instrucción Buenaventura Duarte, Raúl Pasetto, Gustavo Schmitt, Diego Núñez Huell, María Graciela Fernández Contarde y Gustavo Roubineau. Las autoridades judiciales vienen siendo eco de la preocupación de distintos sectores representativos de la ciudad, que piden acciones para la seguridad vial y también denuncian la crueldad permanente de las que son víctimas los caballos.

Pero el problema es más complejo. Los carros cumplen funciones de transporte de cargas y de personas. Transitan sin identificación y también sin cumplir las disposiciones legales. “Una de las cuestiones que más preocupa es quién se hace responsable de los accidentes que causan estos vehículos”, dijo un vecino que también pide controles. Importa recordar que en agosto pasado los fiscales ya remitieron el mismo pedido de control a la Municipalidad. Muchos vecinos afirmaron que las ordenanzas no son cumplidas y tampoco hay contralor. La mayoría de los carros, si no son todos, no respetan las disposiciones y carecen de todo lo requerido.
Algunos números

Más de 60 caballos están secuestrados, en resguardo policial, por la intervención judicial en auxilio de los caballos. “Existen más de 120 causas judiciales por crueldad y violación contra distintos animales de esta ciudad”, dijo a La República Isabel Cocomarola, titular del Movimiento Argentino de Protección Animal Corrientes (Mapac).

Si bien no hay un registro preciso sobre la cantidad de los vehículos de tracción a sangre, se sabe que a principios de 2000 había 800 carros y más de 2.000 caballos. “Pero hoy esta cifra fue superada ampliamente”, afirmó Cocomarola. La mujer agregó que “si se cumpliesen las ordenanzas, esta crítica situación se puede empezar a revertir. Las normas son claras y si bien son viejas, sirven para regular el tránsito de los carros”. Las ordenanzas relacionadas son: la 3.202, del 8 de enero de 1998, en su artículo 142; la 3.886 del 7 de octubre de 2003, en su artículo 1, inciso b), y la 4.262 del 27 de octubre de 2005. Los fiscales también exigieron a la Municipalidad el cumplimiento de la ordenanza 4.332 del 6 de julio de 2006, que se refiere a los animales sueltos en la calle o lugares públicos.

El grupo de fiscales viene trabajando en conjunto desde el año pasado. Como informó este diario, en junio de 2006 estas autoridades se reunieron con la cúpula policial para pedirles mayor presencia en las calles y mayor acción contra el accionar delictivo.

A partir de aquella fecha, los fiscales generan permanentemente actividades para prevenir el delito y garantizar la seguridad. En el caso puntual de los carros tirados por caballos, la preocupación pasa por controlar el tránsito vehicular y hacer cumplir las normas para evitar los accidentes que “son frecuentes”, según responsabilizaron los judiciales. Pero además, la consigna es mejorar la calidad de vida de los animales.
El caballo de la urbe

El ser humano convive en las grandes ciudades con distintos animales. Domésticos, como perros y gatos. Silvestres, como las palomas y gorriones. Plagas, como las ratas y cucarachas. Y en ciertos sectores sociales marginados, con caballos de tiro que son usados en carros de transporte de materiales como: escombros, arena, restos de poda, cartones y en muchas familias carencientes, significan un medio de sostén económico.

Estos animales tienen necesidades que deben ser satisfechas por sus propietarios, como la alimentación adecuada, higiene contra los parásitos, también contención y buen trato, tanto en el trabajo como en la convivencia.

Si bien existen reglamentaciones para el uso de estos animales en la vía pública, estas normas son frecuentemente violadas y vemos con horror heridas en la piel de los caballos, fruto de amarres agresivos como cadenas que los lastiman. El mal trato de observa a través de su monta sin herraduras, de la utilización de hembras preñadas tirando hasta los últimos días de su parto, potrillos tirando con su madre muchas veces rengos por claudicaciones de sus miembros y encima acerados por los látigos de su conductor.

Esto sin contar con los que no son contenidos y deambulan sueltos hasta en céntricas avenidas y que provocan accidentes de tránsito.

Las autoridades municipales tienen el deber de ordenar esta actividad en defensa de la población y de este noble animal que tanto le dio a la humanidad y se lo merece.

MARCO LEGAL

Los mandatos de la Ordenanza Nº 4.262

El artículo único de la 4.262, se divide en cuatro puntos que marcan tres pautas a tener en cuenta. En la primera parte, por ejemplo, establece que todo vehículo de tracción a sangre deberá estar empadronado en un registro que funcionaría en la ciudad, que no costaría nada a los propietarios.

En el segundo párrafo, la norma municipal establece que una vez que se empadrone se le asignará un número identificatorio, el cual deberá se exhibido dentro de un recuadro con fondo negro (tipo patente) en ambos laterales del vehículo.

La tercera establece que el carro (u otro similar), deberán ser pintados de blanco. Deben contar con la carrocería, varas, eje central y llantas. Además, debe llevar en la parte superior o inferior, una luz blanca tanto en el frente y posterior del lado derecho e izquierdo. La cuarta pauta que regula la norma es que los rodados destinados al transporte de personas deben llevar dos faroles, uno en cada costado, y a la altura del asiento del conductor; dichos faroles deberán proyectar luz blanca hacia adelante y luz roja hacia atrás.