Otro Etchechoury con sello propio

"Porque le cuido a Rubio B. dicen que tengo ventaja, pero la única es que mis caballos no viajan, corren donde entrenan", asegura Juan Javier

Para no sentirse a la sombra de su padre, Juan Carlos, y de sus hermanos Carly y Dany, Juan Javier Etchechoury decidió marcharse a Uruguay en 2003 y sólo regresó a la Argentina tras obtener la estadística de entrenadores de Maroñas de la temporada siguiente. Del otro lado del Río de la Plata encontró la luz, pisó fuerte en la ruta que quería transitar con sello propio. Ese envión ganador se cristalizó en los resultados más que nunca este año para el único de la familia que festejó en las dos jornadas más sobresalientes de Palermo. Lo había hecho en el Ciudad de Buenos Aires, con Storm Marcopolo, el día del República Argentina, y anteayer, en la tarde del Nacional, venció su yegua Lady Sprinter en el Maipú. "Si el caballo no se hubiese vendido no los hubiera enfrentado", aseguraba Javier, tras la carrera, ya con la copa en su mano derecha y todavía emocionado por su tercer triunfo de Grupo 1. El restante éxito también fue en una jornada de grandes carreras, la de la serie de las Carreras de las Estrellas, en San Isidro, cuando Storm Marcopolo se llevó el Sprint, pero esa vez sus hermanos ganaron otras pruebas. El caballo y la yegua lucieron los mismos colores, los de Rubio B., el stud que lidera la estadística nacional y para el que prepara en forma exclusiva. "Porque le cuido a Rubio B. dicen que tengo ventaja, pero la única es que mis caballos no viajan, corren donde entrenan", enfatiza Javier en medio de la charla con LA NACION. Sorprende su declaración, sin mediar ninguna pregunta al respecto. Como si necesitara hacerles frente a los rumores que le llegan y quieren restarle mérito porque se dice que Ricardo Benedicto, titular de la caballeriza, estaría vinculado al negocio de los slots. "Si corro mayormente en Palermo es porque el stud está acá, los caballos conocen la cancha y quiero estar lo más arriba posible en la estadística. Eso me lo permite y hoy estoy tercero, detrás de Carly y delante de Dany, pero no descarto las carreras de San Isidro y La Plata", explica enseguida. Ya por estos días nadie duda de que Javier sabe llevar a la práctica los conocimientos que adquirió al trabajar en familia. "Con papá aprendimos todos los hermanos. Después, un poco me hice al lado de Carly y de Dany", recuerda, y vuelve a hablar en presente cuando confiesa: "Tengo una deuda pendiente con los potrillos. Nos está yendo bien, pero en el proceso selectivo no se dieron los resultados". Una sana autocrítica. La historia de Lady Sprinter es inversa a la de Storm Marcopolo. Pertenece al proyecto más grande y entusiasta en mucho tiempo, ya que Rubio B. importa yeguas con la intención de llevarlas al haras que está construyendo. La yegua fue comprada cuando tenía un año en los Estados Unidos, el país en el que el hijo de Bernstein falló en su debut, tras su brillante paso por nuestras pistas. "Cuando fuimos en septiembre estaba galopando. Me extrañó que lo corrieran tan pronto", dice Etchechoury, y más tarde, sonriente, advertirá: "Hoy les tiré varios títulos". En realidad, él se lo había ganado con su cosecha.

Por Carlos Delfino De la Redacción de LA NACION