El desafío para la Industria del Caballo en la Argentina es nuevamente
"Trabajar en forma INTEGRADA, HACIENDO QUE LAS COSAS PASEN"
Este año ¿lo lograremos?
Mario López Oliva

domingo, 9 de diciembre de 2007

La Dolfina: un reinado que se alarga con goles de oro

En un final electrizante, Lucas Monteverde marcó el tanto en el suplementario que valió el triunfo por 16 a 15 ante Ellerstina y el tricampeonato.

Corre Monteverde rumbo a los mimbres de Avenida del Libertador. Palpitan los corazones de las 16.000 almas en Palermo. Van dos minutos y una decena de segundos del chukker suplementario. Diez menos que en 2005. La cancha está dividida casi en un 50 y 50 de preferencias. Se desespera una mitad. Ya prepara el festejo la otra. Lucas toca la bocha y se mete en el arco a los 2m12s. Festeja La Dolfina: 16-15, victoria en el 114° Campeonato Argentino Abierto y tricampeonato. Sufre Ellerstina: el sueño del primer Palermo, con el plus de la Triple Corona, quedó hecho añicos en una ráfaga. Lloran en ambos palenques. Alegría de un lado, tristeza del otro. Otro desenlace inolvidable y a puro suspenso para el mejor torneo del mundo.

La Dolfina sigue haciendo historia en el polo de la misma manera: triunfos en suplementarios. Van tres seguidos, todos vividos de la misma forma. Primero padeció en su mimbre para luego festejar en el otro. Como en 2005, ante Ellerstina; como en 2006, ante La Aguada... En gran parte del alargue, la bocha rondó el arco del tablero, desde que el juego se reanudó con una salida de fondo de los Pieres y Mac Donough, bien conducida por Facundo que avanzó casi hasta las 60 yardas rivales. Pero Ellerstina repitió el error central del partido: no probó de lejos a los mimbres, pese a tener jugadores con capacidad para hacerlo (de sus 15 tantos, 9 fueron de bocha parada).

Entonces llegó la polémica. Una bocha cerca de las 60 yardas encontró apareados a Pablo Mac Donough y Adolfo Cambiaso. Este lo pechó, aunque de manera dudosa. El primero pisó la línea de la bocha y cometió foul. Los jueces pitaron, pero con dudas. Matías Baibiene y Daniel Boudou consultaron al tercer hombre, y Augusto Gómez Romero inclinó la balanza: falta favorable a La Dolfina. De la ejecución llegó el primer ataque del equipo en el alargue, con la posterior habilitación de Castagnola para Monteverde y el ya mencionado gol de oro, sinónimo de tricampeonato.

Como en la mayoría de los partidos de polo, al suplementario llegaron prestándose el dominio del juego. Comenzó mejor La Dolfina, con Mariano Aguerre como líder. Preciso ante los mimbres (cinco goles hasta el cuarto chukker), efectivo en la marca y solidario con el equipo. Cambiaso se destacaba, pero no jugaba solo: Monteverde y Castagnola encajaban muy bien en el circuito que proponía el cuarteto.

Ellerstina mostró una reacción en el tercer parcial: de un 2-4 a un 5-5. Pero era claro que algo fallaba en los rapiditos del polo, tanto que en los siguientes tres capítulos fue alejándose en la chapa: 8-5, 10-8 y 13-10. Detalle para comentar en ese 10-8. El quinto, con una jugada emblemática de lo que era el partido. Gonzalo Pieres (h.) tenía el gol sobre Libertador, Bartolomé Castagnola sacó la bocha cerca del arco y la acción derivó en un corrida de toda la cancha de Cambiaso, con gol incluido. Era el empate de Ellerstina; fue una ventaja de dos para La Dolfina, que se estiró a cinco (13-8), a los 2m10s del 6° parcial. Un impacto psicológico.

Ya era claro que las previsiones del partido no servían. La Dolfina no era el esperado equipo Cambiasodependiente. Todo lo contrario: mostraba virtudes de juego de equipo, las mismas que había evidenciado en la definición del Grupo A ante Chapa Uno. Ellerstina tampoco era el equipo esperado. Al revés: poco de juego rápido, preciso y colectivo. Incluso, cuando el partido se puso más adverso, llegó la orden del palenque del técnico Guillermo Gracida: que Facundo Pieres juegue todas las bochas posibles.

A barajar y dar de nuevo en el juego de los preconceptos. Facundo salía del fondo con la bocha y Matías le hacía de cortina. Cambiaso metía pases largos para definiciones de sus compañeros. Está claro: en el polo moderno, no hay sentencias absolutas.

Estábamos, entonces, en el comienzo del séptimo chukker. Tres goles arriba La Dolfina. Con la pulseada a su favor y el brazo del rival cerca de tocar la mesa. Estaba claro que no era el día de Ellerstina. Quedaba una única opción: la reacción anímica. ¿Era posible esperar algo así? Por como venía el desarrollo del encuentro, la respuesta era no. Pero entonces apareció todo el fuego de Facundo Pieres, que hubiese sido el mejor jugador de la final si su equipo se consagraba. El conductor tuvo un séptimo chukker completo: polo y hombría. Se puso su equipo al hombro y no le pesó la responsabilidad. Hizo tres goles, más uno de Matías Mac Donough y otro de Monteverde. 4-1 para Ellerstina, 14-14 en el total. Uno más para cada uno en el octavo y así llegaron al suplementario...

Los momentos decisivos del partido valen doble. O triple, como en este caso. La Dolfina, por tercera vez consecutiva, mostró que gana en esos instantes. Gana y eso es lo que vale. Con algo de suerte. Con capacidad defensiva. Con mucho oportunismo. Y con la mística de un gran campeón que agranda su historia año tras año.



Los referís, de buena actuación
Los jueces Baibiene y Boudou tuvieron una buena tarea; dejaron jugar aunque mostraron muchas amarillas (cinco) y así, el partido no se les fue de las manos.


535 goles suma ahora Cambiaso en el historial de Palermo con los siete de ayer; de esta manera, supera a

Bautista Heguy por cuatro como máximo anotador de jugadores en actividad del certamen.

3 suplementarios ganados de manera consecutiva lleva La Dolfina en el Argentino Abierto: en 2005 derrotó a Ellerstina por 20-19 y el año último derrotó a La Aguada por 14-13.

5 tantos de cancha convirtió

Mariano Aguerre, el máximo anotador de la final en esta condición; el goleador del partido fue Facundo Pieres, que hizo 12, ocho de penal y uno de córner.

Por Carlos Beer
De la Redacción de LA NACION

LO POSITIVO
En el chukker suplementario, La Dolfina es infalible

Ellerstina tuvo sus oportunidades, pero falló. Cuando La Dolfina salió de su zona defensiva fue para llevarse el título por tercera vez consecutiva en el suplementario.

LA FIGURA
Esta vez, el estandarte del campeón fue Mariano Aguerre

Montado como pocos, Mariano Aguerre sacó provecho de la atención que acaparó Cambiaso y, como contra Chapa Uno, fue el mejor jugador de La Dolfina.

LO NEGATIVO
Ellerstina estuvo lejos de repetir sus anteriores actuaciones

En contados lapsos Ellerstina pudo desplegar el juego clásico, abierto y veloz que lo llevó, como en 2005, hasta las puertas de la Triple Corona.

La Nación

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