La Comunidad Alfonso XIII cerrará mañana las patronales con un festival de competencias hípicas amistosas. Con esto, repetirán una costumbre de más de cuatro décadas.
DIEGO CASTILLO - DIARIO DE CUYO
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Potrillo resopla molesto y revuelve las crines; las moscas lo están volviendo loco. Su criador, Juan Manuel Cornejo, está poniendo este Zaino a punto para la fiesta de mañana. En la calle Alfonso XIII, en el corazón de Médano de Oro (justo en la línea divisoria entre Rawson y Pocito), los casi 3.000 vecinos de la autodenominada Comunidad Alfonso XIII se reunirán frente a la capilla (está del lado pocitano) para el cierre de las patronales por Nuestra Señora del Rosario de Andacollo. Y repetirán el festejo que se les hizo carne hace más de cuatro décadas, cuando empezaron a colonizar esa zona: rendirle homenaje a la Virgen haciendo carreras cuadreras y de sortijas, en una tradicional unión de costumbres criollas y ritos religiosos.
Esta noche, los alfonsinos habrán terminado con las kermeses, juegos y marchas de antorchas previas. El plato fuerte de la patronal lo tendrán durante todo el domingo, cuando los caballos de locales y visitantes salgan a levantar la polvareda en la calle que le da nombre a la comunidad.
Las cuadreras no son novedad en este lugar. Tan arraigadas están, que se las ofrecen a la Virgen. Pero, según los mismos jinetes aseguran, a diferencia de las "verdaderas" cuadreras, que son clandestinas porque pululan las apuestas, aquí no hay más recaudación que la que aportan los propios vecinos para los premios. Por eso les llaman "amistosas". Los ganadores de estas carreras de caballos (corren en grupos de 2 a 5 por vez, en distancias no mayores a 250 metros llanos, con la meta en la capilla) vuelven a su casa con alguna copa donada, cajones de cerveza, gallinas, pollos y trofeos del mismo rubro.
Con las carreras de sortijas pasa exactamente lo mismo. Los más hábiles, es decir aquellos que logren enganchar las sortijas plásticas colgadas en una cuerda que atraviesa a lo ancho la Alfonso XIII, montando a toda velocidad y con una birome o un palito a modo de lanza, se llevarán premios como pañuelos, alpargatas y otras prendas gauchas. Todo, donado por comerciantes pocitanos.
Las primeras cuadreras y carreras de sortijas en la Alfonso XIII, como cierre de las patronales de Andacollo, se corrieron en 1965. Una colona, María Felisa Morán (ver aparte), llevaba algunos años rezándole a la Virgen y organizando procesiones, para cumplir una promesa. El ritual tuvo mucha repercusión entre lugareños y gente que llegaba hasta allí para comprar la producción de las chacras. Entonces nació la idea de coronar las novenas con las fiestas hípicas. En épocas doradas, llegaron a tener 20 caballos en la calle. Para mañana creen que no serán tantos, pero los alfonsinos prometen poner la misma pasión del principio.
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