La bandera del turf flamea bien alto

Bruno Quintana presidente de la Asociación
Lima, Perú.- "En momentos en que la confraternidad regional atraviesa tiempos tirantes, fue la hípica la que dio el ejemplo de hermandad." Lo piensa Bruno Quintana, el presidente de la Asociación Latinoamericana de Jockeys Clubs, al término del encuentro turfístico internacional que se vivió durante el fin de semana en Lima, donde los caballos volvieron a demostrar que son un medio que une a los pueblos. Los juntan bajo una misma bandera. La de la pasión por los relinchos.

Pasó otro Gran Premio Latinoamericano de Jockeys Clubs. Fue el XXIV. Pasó Monterrico 2008. Venció un caballo representante del país organizador sobre chilenos, argentinos y uruguayos. Salud, pues, para un turf en crecimiento, ejemplo de que una industria pequeña en cuanto a producción de caballos es capaz de conseguir grandes resultados.

Pero el Latinoamericano va más allá de una carrera donde se reúnen anualmente varios de los mejores SPC de la región. Es la excusa para que los dirigentes hípicos sigan esforzándose con tal de convertir a esta zona del continente un lugar influyente dentro del planeta hípico. "Cuando viajamos a los Latinoamericanos lo hacemos para trabajar, no para pasear", dice Quintana.

En la cancha gana un caballo, pero en las reuniones del directorio de la Liga se intenta que ganen todos. No sólo hay empeño para diagramar una competencia itinerante; hay ganas de pensar ideas y encontrar soluciones a problemas comunes de la zona.

Aunque los que siempre ven el vaso medio vacío piensen que el Latinoamericano se debilita, la Liga goza de buena salud. Un nuevo miembro, el hipódromo de México, acaba de ser aceptado en el club y en el futuro podrá armar el show, bien pegadito a los Estados Unidos.

"Esta carrera es una ventana al mundo. Este año no pudimos llevar la carrera a Florida, pero el plan no está descartado para el futuro; vamos a seguir trabajando para que las cuarentenas de los caballos sudamericanos tengan el mismo régimen que los europeos", apunta Quintana, y no descarta que Palermo también pueda incorporarse a la asociación. "En ese caso, habría que ver cuántos cupos tiene cada hipódromo."

San Pablo recibirá la prueba el año que viene, quizá con un premio de 300.000 dólares para repartir. "Vamos a trabajar para poder armar reuniones con carreras para velocistas y milleros que acompañen a la de fondistas. Es un deber a cumplir ", anticipa.

Cuando habla, el dirigente se quita el saco de presidente del Jockey Club Argentino y se pone el de titular de la Asociación Latinoamericana. Intenta tener una visión completa de lo que ocurre en el turf de cada país de la región. Una zona hípica donde el triunfo del vecino es el propio, y no sólo en las pistas de carreras.

LaNacion.com / DINGNews.com 19/03/2008