El caballo
Martes, 16 de Diciembre de 2008 01:49 |
Luis Felipe López Mézquita Cuando Dios quiso crear al caballo dijo al viento del Sur; quiero sacar de ti una criatura: condénsate. Y el viento se condensó; enseguida apareció el ángel Gabriel; tomó un puñado de esa materia y se la presentó a Dios, quien formó un caballo alazán hormiga mezclado con negro diciendo: te llamo caballo, te crío árabe y te doy el color alazán hormiga. Y continuó: he adherido la felicidad al copete que cuelga entre tus ojos; tú serás el señor de todos los animales, los hombres te seguirán por donde quiera que vayas, serás tan bueno para la persecución como para la fuga; volarás sin alas; sobre tu lomo estarán las riquezas y el bien llegará por tu mediación. Por la Gracia de Dios el caballo estaba creado, según divulgaron los profetas. Después Mahoma lo bendijo: “quien cuide y eduque un caballo para la causa de Dios, será contado en el número de aquellos que hagan caridades día y noche, en secreto o en público; será recompensado; todos sus pecados le serán perdonados y jamás el temor llegará a deshonrar su corazón. Bajo ese carácter sagrado y con el deber religioso de quererlo y protegerlo inculcado por Mahoma y escrito en el Corán, el caballo árabe fue lanzado a las conquistas y se dispersó por Oriente y Occidente, adaptándose a los diversos climas, condiciones y tipos de alimentación. Ese caballo de finos vellos, ollares dilatados, cuello elegante, pecho amplio y extremidades fuertes, sobresalió en las guerras y una vez cumplido su cometido se convirtió en el prototipo para enriquecer distintas razas por todo el mundo, de ahí el sobrenombre de padre de todas las razas. El caballo tiene un lugar especial en la vida de México por su contribución a la gesta histórica nacional y su participación en muchos aspectos de nuestro devenir como nación. Aún en la actualidad lo encontramos desempeñando papeles importantes, como el de ser medio de transporte en lugares poco accesibles por otros medios, o bien en el esparcimiento con las carreras parejeras y de hipódromo, los paseos en el campo, los desfiles de todo tipo y en nuestro hermoso deporte nacional, la charrería, en el que es pieza central. Para gran parte de los ganaderos el caballo sigue siendo un compañero insustituible que lo auxilia en las tareas cotidianas, además de darle grandes satisfacciones por sus habilidades y su nobleza. Pero no hace falta ser gente de campo para apasionarse por este animal; muchas personas de las ciudades son también grandes jinetes y caballistas, pues el caballo tiene el raro don de despertar el cariño y la admiración universales sin distinción de nacionalidad, ocupación, sexo, edad, religión, filiación o condición social. Nuestro país, por otra parte, ha labrado a lo largo del tiempo una elevada cultura equina en los más diversos campos, desde la competencia olímpica en la que tenemos medallistas, hasta la doma de alta escuela. Muchas son las razas de caballos que se cultivan en México, así como numerosas e importantes asociaciones nacionales de criadores, que ponen cada cual su mejor esfuerzo por llevar al caballo mexicano a los más altos niveles de calidad y competitividad en el plano mundial. Refranes llenos de sabiduría y experiencia y siempre como el lenguaje de la gente de a caballo lo manda. Los caballos y otras alusiones -A caballo dado, no se le ve colmillo. -Abrele el arado a ese pixtle más que lo asoleé. -A mata caballo. -Animal que no conozcas, no le tientes las orejas. -Ahora cabresteas o te ahorcas. -Ahora que tiene potro, le vuelve la vista a otro. -A la mujer, al caballo y a la mula, por el pico les entra la hermosura. -A la mujer y al caballo les hace mal el olvido; el cuaco cambia de dueño, y la mujer de marido. -Alzar pelo. -Al que le ven caballo, le ofrecen silla. -Al que no le guste el fuste, que lo tire y monte en pelo. -Al que tiene caballo, le dan caballo. -Al amigo y al caballo no hay que cansarlos. -El caballo y la mujer, al ojo se han de tener. -Al caballo más flaco se le cargan más las garrapatas. -Al cabo de un año, todo hombre habla de su caballo. -Al caballo y a los hombres, por enfrente. -Al caballo con la rienda, y a la mujer con la espuela. Dichos del caballo por su color -Alazanes a la par. -Alazán del alma mía, en ti pienso noche y día. -Alazán tostado, primero muerto que cansado. -Alazán claro, caballo caro. -Alazán dorado, es codiciado. -Alazán hormiga, no conoce la fatiga. -Alazán jilote, ni de quiote. -Alazán tostado, siempre colgado, siempre ensillado. -Alazán, si te lo dan; tostado ni dado. -Al que anda en caballo bayo, o se le juye la mujer, o le roban el caballo o acaso lo parta un rayo. -Al colorado retinto, tiémplale la rienda, como las cuerdas al requinto. -Al mapano, no lo toques con la mano. -Al que monta alazán camote, no le molesta el trote. -Al tordillo almendrillo, estí malo como una joya, como un anillo. -Al tordillo mosqueado, trátalo con cuidado. -Atente al bayo, que es buen caballo. -Alcele la rienda al grullo y apotránquele al canelo. -Blanco de una, será tu fortuna. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario