Una ley para la ONCCA
El organismo de control comercial merece una ley nacional que lo consolide.
Durante el periodo de sesiones extraordinarias en el Congreso de la Nación, el presidente Néstor Kirchner había incluido en el temario la ley con media sanción del Senado creando un régimen de sanciones para la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario.
La norma había sido impulsada por el senador Roberto Urquía y alentado por le propio organismo a mediados de 2006. Uno de los objetivos centrales del proyecto era la capacidad de aplicar penalidades en el sector lácteo.
La ONCCA cuenta con un régimen de sanciones para el caso de la fiscalización de carnes y granos, por las leyes respectivas, pero cuando se le agregó al organismo la tarea de controlar al sector lácteo, la Oficina se quedó prácticamente inerme en la materia.
Hasta ese momento nadie había puesto el ojo en aquel proyecto de ley, pero en el mes de enero se incrementaron las retenciones a la soja, se creó el sistema de compensaciones, y luego se transfirió al organismo $460 millones.
Para colmo al poco tiempo del alejamiento de Miguel Campos al frente de la SAGPyA, también renunció el titular de la ONCCA Marcelo Rossi, y encima con denuncias de amenazas por parte de Guillermo Moreno.
La ley de la ONCCA que estaba en Diputados (y que duerme hoy el sueño de los justos) pasó a ser algo así como la puerta que abría paso a toda suerte de conspiraciones imaginables, y como si esto fuera poco en un año electoral.
Sin embargo, cuando desde El Enfiteuta se le pregunta a legisladores del oficialismo y de la oposición si consideran que la ONCCA debería reestructurarse a partir de una ley nacional, nadie duda en una respuesta afirmativa, y de hecho varios tienen proyectos presentados o en carpeta.
Hasta es probable que desde el mismo organismo la idea sea bienvenida porque aquel proyecto para la creación de un régimen de sanciones resulta insuficiente en el contexto de un ente cuyas responsabilidades crecieron y que podría ampliar mucho más su órbita de acción hacia producciones regionales, llámese apicultura, frutas u hortalizas.
Como fuere la ONCCA es uno de los organismos que demostró la ineficiencia de la ausencia del Estado como regulador del mercado. Su reaparición en plena década del noventa no hizo más que demostrar que los mercados no eran después de todo tan perfectos.
El sector agropecuario, el agroindustrial, la SAGPyA, el Congreso de la Nación, y hasta los mercados, se merecen una ONCCA consensuada y definida por ley nacional, y no por un mero decreto de necesidad y urgencia.
Diego Ramírez
El organismo de control comercial merece una ley nacional que lo consolide.
Durante el periodo de sesiones extraordinarias en el Congreso de la Nación, el presidente Néstor Kirchner había incluido en el temario la ley con media sanción del Senado creando un régimen de sanciones para la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario.
La norma había sido impulsada por el senador Roberto Urquía y alentado por le propio organismo a mediados de 2006. Uno de los objetivos centrales del proyecto era la capacidad de aplicar penalidades en el sector lácteo.
La ONCCA cuenta con un régimen de sanciones para el caso de la fiscalización de carnes y granos, por las leyes respectivas, pero cuando se le agregó al organismo la tarea de controlar al sector lácteo, la Oficina se quedó prácticamente inerme en la materia.
Hasta ese momento nadie había puesto el ojo en aquel proyecto de ley, pero en el mes de enero se incrementaron las retenciones a la soja, se creó el sistema de compensaciones, y luego se transfirió al organismo $460 millones.
Para colmo al poco tiempo del alejamiento de Miguel Campos al frente de la SAGPyA, también renunció el titular de la ONCCA Marcelo Rossi, y encima con denuncias de amenazas por parte de Guillermo Moreno.
La ley de la ONCCA que estaba en Diputados (y que duerme hoy el sueño de los justos) pasó a ser algo así como la puerta que abría paso a toda suerte de conspiraciones imaginables, y como si esto fuera poco en un año electoral.
Sin embargo, cuando desde El Enfiteuta se le pregunta a legisladores del oficialismo y de la oposición si consideran que la ONCCA debería reestructurarse a partir de una ley nacional, nadie duda en una respuesta afirmativa, y de hecho varios tienen proyectos presentados o en carpeta.
Hasta es probable que desde el mismo organismo la idea sea bienvenida porque aquel proyecto para la creación de un régimen de sanciones resulta insuficiente en el contexto de un ente cuyas responsabilidades crecieron y que podría ampliar mucho más su órbita de acción hacia producciones regionales, llámese apicultura, frutas u hortalizas.
Como fuere la ONCCA es uno de los organismos que demostró la ineficiencia de la ausencia del Estado como regulador del mercado. Su reaparición en plena década del noventa no hizo más que demostrar que los mercados no eran después de todo tan perfectos.
El sector agropecuario, el agroindustrial, la SAGPyA, el Congreso de la Nación, y hasta los mercados, se merecen una ONCCA consensuada y definida por ley nacional, y no por un mero decreto de necesidad y urgencia.
Diego Ramírez
No hay comentarios:
Publicar un comentario