Veinticuatro caballos llegaron al Nacional. Veinticuatro, entre 6572 en edad de correrlo. Veinticuatro historias para contar y una con final feliz que espera el próximo 10 de noviembre, en Palermo.
Desde el día que salieron del vientre de sus madres, la meta fue idéntica para todos. Clasificarse para la gran carrera que consagra a los campeones. El camino fue largo. Primero hubo que destetarse; aprender a vivir en los corrales; acostumbrarse a la soledad de un box de nueve metros cuadrados con cama de viruta o paja; hubo que consolidar huesos y cerrar cartílagos; saber que la cincha aprieta debajo de la panza, que el braguero pincha, las herraduras se calzan con clavos y mucho más. Se cuenta rápido, pero en el medio pasaron más de tres años.
Muchos lo lograron, pero sólo 24 quedaron en condiciones de galopar en el Derby (G 1). La mayoría perderá. Igualmente, nadie le quitará el placer de haber estado allí intentando hacer algo para lo que nacieron.
Ilusor e Indio Glorioso son los más famosos. Uno ganó la Polla, y otro, el Jockey Club. Están a cargo de dos cuidadores que siempre tienen material del bueno para participar de esta carrera. Si no lo hacen, es casi una tragedia. Entre los dos, deben entrenar más de 300. Roberto Pellegatta será local con Ilusor, mientras que Dany Etchechoury jugará de visitante con Indio Glorioso y Puchet, los caballos de Mastellone.
Ninguno de los 24 tiene experiencia en 2500 m, distancia en la que se ve la mano del cuidador. El caballo que llegue sin el entrenamiento necesario o el que haya ejercitado de más no estará entre los primeros.
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