El desafío para la Industria del Caballo en la Argentina es nuevamente
"Trabajar en forma INTEGRADA, HACIENDO QUE LAS COSAS PASEN"
Este año ¿lo lograremos?
Mario López Oliva

martes, 16 de octubre de 2007

Gran Premio Jockey Club

HIPODROMO DE SAN ISIDRO - ARGENTINA
Gran Premio Jockey Club, Indio Glorioso pisó más fuerte
San Isidro, Provincia de Buenos Aires, Argentina.- Indio Glorioso encabezó al grupo de caballos que no le tuvieron miedo a la pista de San Isidro y ganó el Gran Premio Jockey Club (G 1-2000 m) fiel a lo que es: un potrillo fuera de lo común.
Aquel puntero que terminó tercero en el Estrellas Juvenile; el mismo zaino que después se quedó con las 2000 Guineas con igual fórmula, esta vez supo ceder el protagonismo del desarrollo. Su jockey, Julio César Méndez, prefirió que Envy Me y Juan Noriega se fueran en la punta y hasta sacaran una buena diferencia antes del codo.
El césped pesado había sido el tema casi único en las horas previas, en las tribunas. Y parece que también en las entrañas de la carrera, entre los jockeys y entrenadores. Se escuchaba que el piso blando le vendría bien a los que corrían a la descubierta, tanto como que favorecería a los atropelladores.
En las carreras anteriores habían ganado los que dominaron el desarrollo o vinieron cerca de la punta. De atropelladas, poco y nada.
El Jockey Club se definió corriendo por dentro. Indio Glorioso le ganó por tres cuerpos al sorprendente Don Julio A y tercero, a medio largo, finalizó Envy Me. Los tres ocuparon las puertas internas de las gateras y en la recta pisaron antes que ninguno la franja que se protege para los grandes acontecimientos. El filet mignon de la cancha.
Lo opuesto sucedió con Ilusor, el favorito, el que parecía dar el salto más riesgoso después de hacerse famoso en la arena, donde se llevó la Polla. Corrió bien abierto en el codo el defensor de Aladino, por afuera del abanico que se abría detrás de Envy Me y Indio Glorioso. Tratar de no perder terreno respecto de los líderes tenía un riesgo. Terminaría décimo Ilusor.
Parejo y cuidadoso, el ritmo marcaba 400 metros cada 24 segundos y se alteró muy poco en el final, incluso bajándolo aún más. Lógico, definían los que habían hecho el gasto.
Indio Glorioso trajo a la memoria a su madre, Indianita, una galopadora que parecía agacharse para ofrecer menos resistencia al viento. Sus brazadas se veían más firmes que las de Envy Me al entrar en el derecho. Eran las propias de un caballo fondista, aunque Carlos Daniel Etchechoury había dicho a LA NACION en la semana que eso se debía a cierta incomodidad en la pesada.
El haras de La Pomme tuvo el buen tino de preñar una yegua como aquella hija de Friul, repatriada desde los Estados Unidos, con Honour and Glory, en el primer año en que este semental vino a la Argentina, antes de sumarse a La Mission. El padrillo es la gran aparición de esta temporada. Líder entre los reproductores de la generación 2004 .
Para redondear la tarde, de La Pomme se anotó el 1-2. Don Julio A también nació en la cabaña de los Liberman, en San Antonio de Areco.
El corazón burrero pedía que Ilusor siguiera con chance en la Triple Corona. Pero este año, la serie parece reservada a especialistas. Entre eso y las exportaciones, no queda lugar para sentimientos.
LaNacion.com / DINGNews.com 16/10/2007

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