Equinoterapia: el mundo donde las sensaciones pueden más que las limitaciones
Desde hace tres años, la Fundación de Equinoterapia San Luis recibe a niños, jóvenes y adultos especiales para ayudarlos a rehabilitarse con métodos innovadores y naturales.
El Caldén parece un lugar de ensueño. Pasto, arboleda, caballos, perros, sol. Desde el ingreso al inmenso predio de Juana Koslay se escuchan risas y aplausos, quizá provocados por esa rara combinación de ingredientes naturales o porque allí, durante cuatro días a la semana, se percibe una sensación tan difícil de explicar como los gestos de orgullo de los padres que ven a sus hijos alcanzar logros que, en condiciones normales serían inalcanzables. Y aunque hay todo un equipo de profesionales y voluntarios que trabajan para que chicos con diferentes discapacidades puedan mejorar su calidad de vida, gran parte del mérito se lo llevan esos enormes y pasivos equinos que pasean sobre sus lomos todo un abanico de estimulaciones que ayudan a la rehabilitación y, sobre todo, a hacer un poco más felices a esos jinetes y amazonas especiales.
La Fundación de Equinoterapia San Luis nació en agosto de 2004. A partir de ese momento, niños, jóvenes y adultos con discapacidad y necesidades educativas especiales reciben terapias asistidas por animales, especialmente caballos. Asisten a discapacitados mentales o por parálisis cerebral, sensorial y del aparato locomotor, chicos con síndrome de Down, con trastornos generalizados del desarrollo o con patologías clínicas que pueden ser tratadas con un diagnóstico. “Se apunta no sólo al beneficio del jinete, sino a la integración del contexto familiar al que pertenece para que puedan desarrollar al máximo las potencialidades”, resaltó Etel Fea, presidenta y coordinadora de la Fundación. Esa explicación se ve reforzada con una imagen que acompaña cada una de las sesiones de equinoterapia: padres, hermanos y amigos de los 25 chicos que reciben atención especial en el predio llegan con termo, mate y facturas a disfrutar de una típica jornada campestre, mientras las sillas de ruedas permanecen abandonadas a un costado porque sus ocupantes encontraron una forma más divertida de moverse entre el pasto y los obstáculos de colores.
Todos los pacientes que concurren a El Caldén los hacen por prescripción médica o porque, generalmente, el boca en boca los acerca a una novedoso tratamiento que permite la interacción con compañeros y animales fuera de los consultorios terapéuticos. Luego de conocer el diagnóstico, se fijan los objetivos con los familiares para conocer no las limitaciones, sino las posibilidades de desarrollo. El primer paso de la terapia se da a través del acercamiento al nuevo y verde lugar de trabajo y, por supuesto, con el caballo. Los chicos aprender a usar cepillos y rasquetas, y con caricias y cosquillas se comienza a forjar ese vínculo de amistad que acompañará las etapas siguientes.
La “fase 2” comprende la monta terapéutica en pista. “De acuerdo a cada uno de los casos y sus características, se reforzará la lateralidad, las nociones espaciales o los colores. Pero siempre se trabaja el aspecto cognitivo social, el lenguaje y la comunicación, y el aspecto psicomotriz”, resaltó la presidenta de la Fundación.
En la tercera etapa, los chicos se bajan y se despiden del caballo, lo alimentan y ayudan a guardar las sillas de montar y otros elementos de trabajo. Y resultados finales hablan por sí mismos: chicos que no podían relacionarse con otros logran tener amigos, adquieren seguridad en los movimientos y descubren que pueden avanzar por sí mismos, se ejercitan los sentidos, y el amor y el respeto por la vida pasan a tener un rol fundamental en la cotidianidad de los chicos. Juegan, ríen, aprenden, disfrutan, sienten. Montados a un caballo manso que los lleva a un mundo donde las limitaciones abren paso a las posibilidades y la felicidad se convierte en la mejor herramienta de rehabilitación.
beneficios
¿Qué es la equinoterapia?
La equinoterapia, pese a lo que digan algunas mutuales, prepagas o programas de salud, es recomendada para personas con distintos tipos de discapacidad o con trastornos de ansiedad o alimenticios porque contribuye a mejorar significativamente los condiciones del desarrollo psico- físico social de las personas con estas patologías y con necesidades educativas especiales, para una mejor calidad de vida. Con el caballo se producen avances significativos en las áreas psicomotora, psicológica, de la comunicación, el lenguaje y en el campo de la socialización.
La eficacia de esta terapia esta potenciada por la ventaja que significa la suma de estímulos simultáneos que recibe el jinete, ya que también entran en juego todos los sentidos, a través de las sensaciones de forma, color, olor, sentidos y tacto entre otros que producen tanto el caballo como el medio ambiente.
lo que falta
Para mejorar el trabajo de la Fundación
La Fundación no tiene fines de lucro y se autofinancia en un 90% por los ingresos de aquellos pacientes que pueden pagar el tratamiento y obras sociales que lo reconocen. Salvo contados casos de particulares que ayudan con donaciones materiales o “amigos” que becan a los chicos sin medios, no cuenta con otro tipo de apoyo. Desde hace poco tiempo se estableció un sistema de padrinazgo para solventar la terapia para niños de bajos recursos a través de empresas y comercios. Las firmas Arcor y Cementos Avellaneda se sumaron a la iniciativa y apadrinan a los hijos de sus empleados que presentan alguna discapacidad.
Además de la necesidad de contar con un predio propio (actualmente alquilan un sector del campo “El Caldén”), la presidenta Etel Fea dijo que necesitan medios para cubrir la capacitación de los auxiliares y solventar salarios (ya que todos trabajan ad honórem) y medios para mejorar la infraestructura y el mantenimiento de los caballos. “Todos estamos acá de corazón, pero solos no podemos”, resaltó.
Diario La República
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