El desafío para la Industria del Caballo en la Argentina es nuevamente
"Trabajar en forma INTEGRADA, HACIENDO QUE LAS COSAS PASEN"
Este año ¿lo lograremos?
Mario López Oliva

domingo, 25 de noviembre de 2007

Tres nombres que sortean varios obstáculos con fieles compañeros


Los misioneros Jorge Otonello, Alberto Fermoselle y Facundo Ramos apostaron por la equitación a pesar de las dificultades del deporte. Con ello, sobresalen y se animan a que se sume un número mayor de adeptos


POSADAS. Tres historias diferentes, pero unidas por el mismo deporte: la equitación. Jorge Ottonello, Alberto Fermoselle y Facundo Ramos, misioneros ellos y con objetivos dispares: aprender el de este último, dar el salto hacia más arriba por parte del segundo y mantenerse, el del primero.
Y también con un deseo en común: que el deporte logre adeptos en la provincia para que haya mayor competencia.
Jorge Luis Ottonello nació en Eldorado hace 25 años pero actualmente está radicado en Capital Federal, lugar en el que lleva adelante sus estudios de odontología. Pato, como lo conocen sus seres más afines, confió que desde muy pequeño le gustaron los caballos y que con 12 años decidió dar el paso hacia el deporte.
“Me inicié en los establecimientos de Mercedes en Eldorado y al cabo de un año comenzamos en la escuelita del Club Hípico Foz de Iguazú en Brasil”, relató quien fue el único del grupo familiar que le dedicó mayor espacio a este deporte a raíz de que su hermana optó por el padel y papá continuó, pero de manera intermitente.
Ottonello se detiene y analiza el por qué de su fidelidad con la equitación. Agradece que sus padres lo hayan mantenido en la línea de entrenamiento, pero resalta que descubrió su mundo, muy particular. “Este deporte en todo momento me atrapó, dado que siempre me encantaron los caballos y fui muy de campo. También conocí a grandes amigos, creo que por estos factores nació mi gusto por la Equitación”.
Una vez instalado en Buenos Aires rápidamente afianzó los lazos con los amantes de los caballos. Se asoció al Club Alemán y también comenzó a entrenar en el club Geba y el Hípico del Delta.
“Hoy estoy federado en segunda categoría, que son obstáculos a 1,30 metros de altura con desempates a 1,40. A veces me anoto en pruebas más altas para ganar experiencia. ¿Tu pregunta es si tengo posibilidades de llegar más alto? Bueno, acá la cosa es así”, desmenuza el Pato.
“Llegar se puede, a partir de 1,20 para arriba se necesitan caballos buenos. Yo tengo la suerte de tener uno que me dio muchas alegrías, pero para llegar a saltar más de 1,40 se necesitan muy buenos caballos, y eso demanda tener un sponsor bueno o un caballo propio de ese tipo, el cual en estos momentos sale mucho dinero”, explica el jinete.
Conjugar virtudes deportivas con un presupuesto se le dificulta al Pato, que considera que “está con un buen caballo; este año con el mío, que ni se compara a la mayoría de primera categoría, logré importantes clasificaciones saltando pruebas en conjunto. Igualmente estoy cómodo en la categoría, no tengo apuro por subir, segunda es un linda categoría, donde podés participar más alto o por ahí con un caballo más nuevo en algunas categorías más bajas”.
A Otonello el tiempo no lo presiona. Acude al presente, disfruta y espera. “Los costos de este deporte son muy elevados. ¿Sponsor? no existen casi, y los que lo tienen son muy pocos. A mi caballo lo pago todo yo, pero por ahí salto con caballos de otras personas que pagan todo ellos”.
El eldoradense sabe que el deporte no es masivo en Misiones y por ende debe transitar varios obstáculos.
Desde afianzar un grupo que se dedique a la equitación hasta lograr el reconocimiento…”Y es difícil que en Misiones se sumen adeptos”, desliza. “Primero la falta de instalaciones, ya que no hay ningún club hípico, y segundo, el deporte no está muy difundido. Yo lo practico desde los 14 años y recién el año pasado comenzó a tomar mayor espacio”.
A pesar de los contratiempos, no se le pasó por la cabeza “abandonar el deporte”, pero “sí en dejar de ir seguido por el estudio”. Por ahora compite casi todos los fines de semana con caballos diferentes, “mi padrillo HJ Exigente (Henry Jota), un puro nuevo -que es mío- llamado 'Un Fenómeno', dos caballos de un amigo y un padrillo de mi profesor”.


TerritorioDigital.com

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