Julio Guimaraes
De la Redacción de LA NACION
Diciembre viene con la Navidad y el Pellegrini. Habrá festejos extras en la mesa del 24 para quienes resulten los ganadores de la carrera. Fenómeno regalo de Papá Noel y Reyes la victoria. La mejor manera de terminar el año y empezar el siguiente.
El Pellegrini es cita de honor con el hipódromo. Se va a ciegas, sin importar cuáles y cuántos corran. Presenciarlo es el primer mandamiento hípico. Y si se pudiera cumplir, el segundo diría y lo correrás con tus caballos .
Se vive a mil por hora. Tarda dos minutos y fracción en acabarse lo que organizarse un año. Cruzar el disco adelante inmortaliza. Un caballo suele vivir 20 años. El ganador del Pellegrini, más que el mármol. Remite al bronce. Terminar último, o mezclado en el grupo, no remite a nada. Pero se habrá participado, como ordenaría aquel segundo precepto.
Detrás de cada gran caballo hay una gran historia. En realidad, todos tienen la suya. Unas trascienden, otras quedan entre cuatro paredes esperando el momento de ser ventiladas. La anécdota de Eyeofthetiger, el ganador del Derby, es la del caballo adoptado. Su dueño no lo creía bueno y un grupo de amigos hicieron una vaquita para alquilarlo.
Fairy Magic nació con las manos a lo Chaplin ; si fueran agujas de reloj marcarían las 10 y 10. Ser chueco no le impidió ganar grandes premios. Candy Gift le vino de regalo a su dueño, cuando su jefe le obsequió a la madre. Su futuro estará en Francia. París, Lonchamp, el Arco de Triunfo lo espera.
Latency tiene en su frente una mancha blanca que es lo más parecido a un corazón. Para hacerle juego tiene un dueño cardiocirujano, y de los buenos. Don Julio A lleva la inicial de Avellaneda. Es tordillo. Los más memoriosos no recuerdan que un caballo blanco haya ganado el Pellegrini, y si lo consiguió seguro que no tuvo un entrenador compositor de tangos.
La neda de Mino Ona, un suplente, es la de un caballo que comprobó que el sueño americano no es para todos. En EE.UU. ganó algunas carreras y pegó la vuelta. Puede ser éste un Pellegrini inolvidable, como Jorge Valdivieso, que les dirá chau a las pistas. Qué pena.
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