Los propietarios de Eyeofthetiger mantienen la ilusión para la carrera máxima de la reunión de pasado mañana
Estaban en primera fila. La mesa más cercana a la pizarra con la gatera del Pellegrini, en el sorteo de partidores, fue ocupada por Eduardo Ratto, Jorge Reigert y Teddy Galli, los dueños de Eyeofthetiger. Su emoción parece la continuidad de lo que vivieron en el Nacional, donde ganó su potrillo. Pero la historia tiene capítulos previos.
"Perdimos ahí las 2000 Guineas y la Polla; lo único que pedimos es que esté sano", dice Galli, y refleja el espíritu del grupo. Es la versión hípica del improbable axioma lo importante es competir , a la que le agregaron: "No podemos creer haber ganado un Nacional".
Por eso no quieren perderse ni un instante de la liturgia del Pellegrini. Por eso Reigert llevó a Maxi y Agustín, sus hijos. El primero se encargó de poner el nombre del caballo en el casillero 5. "Las tres veces que ganó largó de ahí", dice Maxi, y Ratto agrega un detalle menos cabulero : "Talaverano pidió el 5". Palabra santa la del jinete peruano. "Ganó tres veces el Pellegrini", recuerdan casi a coro.
Sólo falta Ricardo Reigert, hermano de Aníbal y entrenador del hijo de Tempranero. "El fue capataz de don Juan Maldotti y en el 82 empezó a cuidar con Angustiaste, que tenía la familia de Juan Pueblo", relata Aníbal, y señala a Agustín, el menor de sus hijos: "Tiene 13 años y ya ganó el Nacional. Yo tuve que esperar 25 años".
Todo un resumen de la gracia que el turf ofrece mucho menos de lo que la escatima. Esa gracia que tocó al único hijo de Tempranero que quedó vivo de los tres que nacieron en 2004, para que gane el Derby.
Eyeofthetiger es el caballo del sueño cumplido y el de los vaticinios acertados. "O es un pingo o es un bagre ", dicen que dijo el entrenador, cuando percibió la mansedumbre del zaino. "Alguna de las carreras de la Cuádruple Corona vamos a ganar", había arriesgado Galli, según le reconocen sus compañeros en la sociedad.
Todos agradecen a Fernando García -también socio-, que se los arrendó, y a Alfredo Gaitán Dassie, que les recomendó a Talaverano. Dicen que están hechos. Pero la ilusión sigue firme como el primer día.
Por Gustavo S. González
De la Redacción de LA NACION
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