POR MANUEL FRÍAS
MADRID. Practicaba la equitación como afición, pero cuando estaba en el último curso de Veterinaria le surgió la posibilidad de ir a Dubai a entrenar caballos y hasta hoy. Ya lleva allí siete años.
-Explique su trabajo.
-Entreno los caballos de un jeque. La jornada es normal, como la de cualquier trabajador, entorno a las ocho horas diarias. Este trabajo lo hacemos de lunes a viernes y el sábado hay carreras. Ahora estamos en plena temporada en los Emiratos. Discurre entre septiembre y abril, y luego vamos a la de Europa. No hay descanso.
-¿Es dura la temporada?
-Hay carreras todas las semanas. Vienen a ser de unos 120 kilómetros y alguna llega hasta los 170.
-¿Por el desierto?
-Aquí sí. Suele ser un circuito de unos 20 kilómetros y se trata de dar seis o siete vueltas. Cada cierto tiempo se suelen establecer unas paradas para comprobar cómo va el caballo.
-¿Cuántas carreras puede aguantar un caballo?
-Tres o cuatro en una temporada como máximo. Después de una carrera el caballo tiene que tener un mínimo de quince días de descanso.
-Por lo que se ve, es un deporte muy poco previsible.
-Sí, porque tienes muchas variables. La principal es que no dependes sólo de ti. Tenga en cuenta que montas a un caballo que hace 120 kilómetros, en los que pueden pasar muchas cosas, un decaimiento, una mala pisada... Si compites en salto, por ejemplo, y el caballo tiene un mal día, lo puedes utilizar a la semana siguiente. Aquí, no. La prueba está que en cada carrera pueden salir ciento y pico de caballos y que sólo acaban unos treinta.
-¿Con cuántos caballos tiene que trabajar entonces?
-Aquí, en Dubai, con unos sesenta; en la temporada de Europa, con cuarenta.
-Si entrena caballos para los jeques, ¿corre con ellos o tiene usted los suyos?
-Yo tengo algunos míos, pero a veces corro con los de ellos porque por prestigio les puede interesar que queden bien en determinadas pruebas. Son caballos que montan los jeques o sus amigos. Aquí hay una gran afición por el caballo porque lo consideran como algo suyo. Las carreras las dan por televisión.
-Todo lo contrario que en España.
-En España hay afición, pero es difícil conseguir la infraestructura que tienen aquí. Es un deporte muy difícil de dar por televisión y sin ella no hay patrocinadores. Se siguen más otras especialidades de la hípica y, sin embargo, el raid es la especialidad que más éxitos ha dado.
-¿Los jeques también corren en estas pruebas?
-Claro, es un síntoma de prestigio. Para eso les preparamos los caballos.
-No podrá adelantar a quien le paga...
-Está claro que si llegamos los dos igualados al final yo no le voy a disputar el triunfo. En general, montan los mejores caballos, aunque a veces el mejor no es el más idóneo para las características de cada uno.
-¿Entraba en sus planes ser la número uno del ranking de la Federación Internacional?
-No es que me sorprendiera, porque estábamos en los primeros puestos el francés Jack Begaud y yo y el primer puesto era para él o para mí. Pero nunca había pensado que podría ser la número uno del mundo. Me ha ido bien la temporada y he visto que podría serlo, como así ha sido.
-¿Ahora la presiona?
-No, no le doy mucha importancia. Mi vida sigue igual y sigo haciendo mi trabajo.
-Igual al jeque para el que trabaja le da prestigio tener a la número uno mundial.
-Sé que está contento, que le hace mucha ilusión y que quiere que gane.
-Se le ve satisfecha con lo que hace.
-Estoy como si me hubiese tocado la lotería. Es como si a una persona le pagasen por hacer lo que le gusta.
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