LA BATALLA DE LAS TRAGAMONEDAUna interna kirchnerista con mucho en juegoEl empresario Cristóbal López, de excelentes vínculos con Néstor Kirchner, intenta desembarcar en el negocio de las apuestas en la provincia de Buenos Aires. Allí se enfrenta con los hermanos Peluso, del entorno de Daniel Scioli. La ofensiva de Cristóbal López para ganar terreno en el negocio de los juegos de azar puede terminar en un conflicto que involucre al Gobierno nacional y al gobierno provincial. Así lo percibe al menos el obispo de San Isidro Jorge Casaretto, quien ve amenazado su territorio por la ambición del empresario patagónico.El botín está en la provincia de Buenos Aires. El Instituto de Loterías y Casinos de la Provincia de Buenos Aires, que dirige hoy Luis Alberto Peluso, embolsó alrededor de 1.500 millones de pesos que fueron destinados al Estado provincial y que, por ley, deben ser derivados a programas sociales y municipios. La ley que rige en territorio bonaerense sólo autoriza un máximo de 46 bingos, pero Cristóbal quiere abrir por lo menos diez más.Fuentes del Ejecutivo nacional le aseguraron a Crítica de la Argentina que el desembarco bonaerense del empresario K que logró incluso arrebatarle la mitad del negocio del Casino flotante a los españoles de CIRSA está decidido. Sólo falta encontrar la forma y el momento.Una posibilidad es que Cristóbal decida comprar bingos que ya están funcionando en la provincia de Buenos Aires y mudarlos. La otra es que el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, les abra la puerta a sus ambiciones.López siente desde hace un tiempo que la altísima exposición que tiene le juega en contra, sobre todo después de que estalló el conflicto con los despedidos del casino de Puerto Madero y tras el decreto que firmó Néstor Kirchner, en su última semana como presidente, le prorrogó la licencia para explotar el negocio de los tragamonedas en el Hipódromo de Palermo hasta 2032.Por eso, busca la manera de contener el aluvión de cuestionamientos que lo presentan como un empresario voraz y sin escrúpulos. López busca desembarcar con sus máquinas tragamonedas en los hipódromos de La Plata y San Isidro y plantarle su propia competencia al casino Trilenium, de Tigre, en Vicente López, donde el juego directamente está prohibido y ni siquiera existe un proyecto que busque legalizar la actividad.El obispo de San Isidro Jorge Casaretto fue uno de los que salió a alertar sobre la dimensión del negocio que está en disputa, a través de una carta de lectores que se publicó en el diario La Nación. El presidente de la Pastoral Social expresó en más de una oportunidad su preocupación por las presiones que vienen sufriendo los intendentes de Vicente López, Enrique “Japonés” García, y de San Isidro, Gustavo Posse, por parte de hombres cercanos al empresario nacido en Comodoro Rivadavia.Por razones morales, Casaretto es un opositor histórico al negocio de los juegos de azar, pero por ahora no cuenta con el aval explícito del resto de sus pares. Sin embargo, la intensidad de la batalla pone en el centro el aspecto económico de las apuestas.Desde el Gobierno nacional, consideran que la postura de Casaretto no representa al conjunto de los obispos católicos. “Bergoglio hasta ahora no se pronunció”, dicen. Como argumento destacan que en la última reunión de la Comisión Permanente del Espiscopado el tema no fue incluido. Sin embargo, otras voces hablan de que la prédica de Casaretto encontrará eco en la próxima reunión plenaria de obispos de todo el país.Desde la perspectiva de los hombres que rodean al dueño de Casino Club, la designación de Peluso al frente de la Lotería Bonaerense puede ser un obstáculo para sus ambiciones.López ya le encontró reemplazante. Es Carlos Alberto Gallo, un funcionario que en su gestión al frente de Lotería Nacional autorizó el ingreso de las tragamonedas en el Hipódromo de Palermo. De cualquier manera, el patagónico conserva a un hombre de su confianza en la vicepresidencia de Lotería Nacional. Se llama Andrés Cimadevilla y es un radical de Comodoro Rivadavia. En el Gobierno nacional afirman que también vela por los intereses pingüinos. El enigmático señor CristóbalDesconocido para la mayoría de los argentinos, el empresario Cristóbal López es una celebridad en el círculo íntimo del kirchnerismo. Dueño de Casino Club –un emporio del juego que posee 28 locales de casinos y tragamonedas en todo el país–, López ya tenía poder antes de la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada, pero multiplicó su patrimonio durante la gestión del santracruceño. Es propietario también de Clear, una empresa de logística y servicios petroleros, y de la compañía OIL M&S, que explota yacimientos en el Golfo San Jorge (en Chubut y Santa Cruz), en la provincia de San Juan y en Brasil.Para la Iglesia, son tragavidas“Los tragamonedas, que empezaron como algo simpático, se están multiplicando y se han transformado en verdaderos tragavidas. Y eso es responsabilidad de las autoridades”, dijo Jorge Casaretto, obispo de San Isidro, al periodista Victor Hugo Morales en radio Continental. La preocupación del prelado se refiere a la posibilidad de que se instalen tragamonedas en San Isidro y en otros partidos de la zona norte del conurbano. El cardenal Jorge Bergoglio comparte la postura crítica de Casaretto, pero el tema aún no se trató en la Iglesia en forma oficial. La cuestión se abordará, aseguran fuentes del episcopado, en la reunión plenaria de los obispos que comenzará el 7 de abril. P.DSe comenta que dentro de poco se abrian prostibulos con una luz roja en la puerta,regenteados por Hugo MoyanoYo pregunto donde van las grandes ganancias que dejan la loteria nacional y provincial y quien las controla.
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