"Son tan estrictos con los horarios de los trenes que si llegan diez minutos tarde a destino te devuelven la plata." Betansos dice eso y recuerda que es una de las primeras cosas que lo sorprendieron en España.
Muchas más situaciones inesperadas encontró en el turf. "Por cada carrera de la que participás te pagan 60 euros, además del diez por ciento del premio que corresponda al lugar en el que llegaste. Incluso, todos los gastos para ir a correr te lo cubren entre los propietarios de los caballos que montás", revela.
"Si un entrenador de la Argentina viene acá se aburre de ganar carreras. El sistema de trabajo es extraño. A los caballos se les hacen partidas cómodas o galopes; no hay pasadas. Los animales se cansan, porque no están preparados para correr fuerte de salida, como está pasando ahora", señala, y ofrece más ejemplos: "A un caballo con tos no lo paran. Le dan un jarabe y lo mandan a la cancha enseguida. Y cuando el jockey viene de ejercitar y marca algún problema, el veterinario no trabaja sobre esa opinión. Se sube, lo trota y lo evalúa".
La Nacion
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