Por:
Hugo J. Castro Seamos realistas
Si analizamos la historia de México en los Juegos Olímpicos nos asombrará que en su gran mayoría los medallistas han sido los que comúnmente llaman “garbanzos de a libra”, es decir, atletas que en condiciones adversas en nuestro país pusieron todo su empeño para lograr trascender en la máxima justa deportiva o bien, en otros casos, cierta suerte para tener un torneo no tan difícil pero en el cual obtuvieron una presea.
Cada vez que estamos en época de Juegos Olímpicos nos toca ser espectadores de una tragicomedia, al ver que el nivel que tienen nuestros atletas es sumamente bajo, pero eso sí por lo menos rompen el récord mexicano, que para entender es entre el lugar 25 y 20 de la clasificación final en algún evento olímpico.
Ya se vendrán los análisis sobre en qué estamos mal, cómo hacer que el deporte genere realmente atletas, o sólo nos deberíamos de conformar con ser buenos espectadores, ya que no tenemos talento.
La verdad, más allá de la revisión exhaustiva de algún analista, el deporte en México es un sector que necesita ser sacudido de toda la estructura anquilosada en donde el compadrazgo o los favoritismos hacen que sólo aquellos que tengan “palanca” ya la hicieron, si no vea el equipo de equitación.
Cuando en un deporte el criterio para apoyar a un atleta es porque tengo simpatía con él, o bien porque es el pariente de un compadre de alguien influyente, estaremos con este tipo de actuaciones. Aclaro que los atletas mexicanos son realmente supervivientes porque para destacar en una actividad deportiva, donde los apoyos se quedan en federativos, es necesario trabajar hasta tres jornadas, todavía entrenar y dar resultados.
Se habla de patrocinio que en realidad es explotación de imagen más que un apoyo integral, se habla de que debemos tener conciencia de la importancia del ejercicio cuando en nuestras escuelas tener educación física es sacar una pelota en horas de clases y que los niños regresen sudorosos a su salón.
México no sólo debe apostarle a Londres 2012, ya que en Beijing cualquier resultado será oro molido, sino que tiene que ver hacia el interior. Es curioso que a unos cuantos kilómetros los atletas estadounidenses parecen de otra galaxia. Hasta los de Cuba y Argentina nos dan la muestra de cómo se debe trabajar en este rubro.
Creo que el cambio del deporte tiene que ser desde nosotros mismos. Ver todos los juegos de futbol que nos ofrece el campeonato mexicano no es hacer deporte. El que nos juntemos, juguemos cualquier disciplina y luego nos echemos unas “heladas” no es deporte.
Si usted es padre o madre de familia, póngale el ejemplo a sus hijos, no será Michael Phelps o Ana Guevara, pero usted puede demostrarle lo importante que es realizar una actividad deportiva. Si no iniciamos desde nosotros, será complicado sacar buenos deportistas y más aún buenos mexicanos.
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