LOS CABALLOS, CON PROBLEMAS DE ACLIMATACIÓN
Estrés equino
PEKÍN.-La montura del chileno Ricardo Stangher se llama Literal y está desganado, al menos eso aseguran los servicios veterinarios encargados de velar por la salud de los caballos en Hong Kong, sede de las pruebas de equitación en los Juegos.
Stangher asegura que el animal se encuentra en perfecto estado, aunque en la última práctica, los médicos advirtieron en el equino un trote "desanimado", así que le obligaron a realizar un nuevo recorrido. Una vez más, observaron su debilidad, así que tomaron la decisión de descalificarlo.
"Seguramente no se aclimató bien a las condiciones atmosféricas de Hong Kong, pero creo que podría haber competido igual. Jamás he visto una eliminación por desgana", se defendió el deportista chileno. Difícilmente esta circunstancia podría producirse en el equipo, por ejemplo, de EEUU. "Los caballos son como las estrellas de rock, y como tal las tratamos", explica Tim Dutta, quizá el mayor experto en el transporte de este tipo de animales tan delicados y sensibles a los cambios. "Y, para ellos, viajar es la cosa más estresante del mundo".
En primer lugar, como sucede con los humanos, la primera preocupación durante el vuelo es la deshidratación. Por este motivo, Dutta añade al agua unas dosis de Gatorade y zumo de manzana. Mantener el equilibrio de los animales también supone una preocupación, hasta tal punto que se cuenta con los controladores aéreos a la hora de trazar las rutas para evitar giros bruscos y que el caballo pueda anticiparse al movimiento del avión. ¿Y el ruido? Basta con unas orejeras para minimizar los efectos, aunque uno de los momentos de mayor tensión surge en el momento de embarcar y al llegar a un lugar desconocido. Algunos responden pateando, tratando de avanzar sin una dirección fija y mostrando un nerviosismo extremo. "A los más tensos se les da un sedante", señala el doctor francés Philippe Benoît, otro experto en la materia.
También hay quien recurre a un grupo de fármacos que facilitan la adaptación a situaciones estresantes y a disminuir sus efectos. Se llaman adaptógenos. Olivier Le Page, veterinario del equipo francés, no olvida el Mundial de 1986, celebrado en Australia, adonde llegaron tras 50 horas de un viaje infinito. "Uno de nuestros caballos destruyó todo lo que se le ponía por delante hasta que el comandante apareció con una pistola en la mano. Me dio tres minutos para calmarlo. Mike Gallagher, líder del equipo canadiense, desdramatiza la situación.
"La mayoría ha volado más que cualquiera de nosotros. Está claro que las turbulencias les asustan, pero normalmente se mueven menos que al viajar por carretera. El estrés, en cualquier caso provoca un aumento de la presión sanguínea y las frecuencias cardiaca y respiratoria. El cuadro clínico puede presentar también un aumento de úlceras gástricas, cólicos y diarrea. Ésta ha sido la principal preocupación en los días previos a la competición que arranca para 297 caballos de 47 países diferentes embarcados en 57 aviones.
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