La ayuda del mundo animal

Información - Alicante,Alicante, Spain

REPORTAJE. UNAS TERAPIAS ESPECIALES

Leones marinos, caballos y otras especies motivan el esfuerzo de muchos enfermos y realizan en ocasiones parte del trabajo físico

A. I.

MULTIMEDIA

Fotos de la noticia

Las terapias con animales parten de la hipótesis de que el ser humano encuentra bienestar en el contacto con la naturaleza y con otros seres vivos, y el objetivo más básico es mejorar el estado de ánimo, potenciar la situación lúdica para que el paciente realice los ejercicios con la mejor disposición, a veces sin notar que están trabajando. El planteamiento que hay detrás, sin embargo, es metódico y profesional, aunque nunca se plantea como sustituto a otras terapias. Para ayudar en muchas enfermedades valen desde la mascota hasta el animal salvaje.

ELISA G. BROTONS Dos grupos de niños con autismo y daño cerebral han acudido durante dos meses a terapia en el agua con la compañía de leones marinos. Han trabajado, en función de sus necesidades, la rigidez muscular, afecciones a nivel cognitivo, la memoria, el lenguaje o la atención. Al final, las familias notan resultados muy positivos, como en el caso de Diego, de seis años y del primer grupo, que ha demostrado mayor intención por comunicarse, o Joaquín (cinco años), cuya madre aprecia mejoras a niveles sorprendentes en el control de esfínteres y en el contacto ocular, gracias al interés que le causa el animal. El problema de Derek, de tres años, aún no está diagnosticado pero la terapia le ha hecho aprender palabras nuevas, vocabulario relacionado con la piscina y los animales, todo ello como un juego más divertido que otras terapias. Arnau tiene ocho años e hiperactividad con déficit de atención, pero ha conseguido estar más concentrado y esperar toda la sesión hasta que llega su turno para relacionarse con el animal.
En el otro grupo está Miguel Ángel, que con tres años y medio se mantiene más erguido, atento y comunicativo (con sonidos agradables cuando está en la piscina). Además, está más relajado, duerme mejor e incluso mastica la comida (antes le costaba mucho, como a otros hacer flexiones, explica su madre). La madre de Noa, que está apunto de cumplir cuatro años, recalca que sus primeros movimientos coordinados voluntarios los motiva el animal cuando pasa cerca. Su compañero Diego tiene tres años y está trabajando la memoria, recuerda los juegos, y su tono muscular está más relajado. Intenta hablar, comunicarse con el animal, se despierta muy contento para ir a terapia.
Otro de los niños se llama también Diego y tiene dos años y medio. Su hermano gemelo es su mejor estímulo y van juntos a terapia, aunque David no lo necesite. Juegan después recordando los gestos de los animales y, aunque Diego no usa a menudo la mano izquierda, sí lo hace para tocar al león marino.
A la motivación y el atractivo que ejercen los animales, se unen los beneficios de la hidroterapia, especialmente para problemas de espasticidad, fibromialgia o esclerosis múltiple, pues contribuye a la relajación y la motricidad, además de que ser capaz de realizar ciertos ejercicios eleva la autoestima. Silvia Sebastiá, psicóloga terapeuta del proyecto de Terapia Asistida con Otáridos (TAO) de la Fundación Río Safari, tiene por delante el análisis de los resultados, pero los testimonios de las familias, aunque cualitativos, con claros.

Hipoterapia
El proyecto Vitae se centró en 20 niños prematuros, con patologías neuromotoras o diversos síndromes, de entre dos y seis años. El caballo, explica Cristina Salar, fisioterapeuta e impulsora del proyecto, les ayuda a la coordinación motora y a nivel de funciones (marcha, equilibro, levantarse, gatear...), especialmente en lo relacionado con el tronco. El movimiento del caballo equivale a la marcha humana y provoca el ejercicio y la sensación de andar, con lo que el cerebro registra los movimientos y ayuda, en ocasiones, a superar el gateo. El propio caballo provoca el ejercicio y mejora el equilibro o el control de ciertos movimientos. Una de las diferencias con otros animales es que se le puede controlar, hacerle girar o parar, y esa obediencia motiva el esfuerzo. Las conclusiones del proyecto demuestran, de hecho, que el tratamiento combinado de atención temprana e hipoterapia da mejores resultados.

Paquidermos
La elefanta Babaty es el primer paquidermo que ayuda a niños con parálisis cerebral, autismo, síndrome de Down y de Asperger. Su entrenador, Alex Zanecristiany, destaca que los resultados del último proyecto fueron "alarmantemente positivos" al utilizar al animal como refuerzo positivo o premio para conductas de la vida cotidiana, pero también como conductor del trabajo en la terapia con niños: con su interés se consigue fomentar el espíritu de superación. Algunos niños autistas desarrollaron su capacidad de comunicación (para interactuar con el animal debían primero esforzarse en hacerlo con los humanos), pero, además, niños con espasticidad severa mejoraron su movilidad, porque deseaban hacer lo mismo que otros cuando les veían lanzar comida al animal.
Ciertos detalles, tan diferentes para unos y otros participantes como llegar a levantar un vaso de agua dentro de unos años o conseguir que un niño con síndrome de Down ordene una habitación por ver a la elefanta, según puntualizó Zanecristiany, suponen una mejora de la calidad de vida para las familias que quienes no conocen el día a día de estos enfermos no pueden siquiera imaginar.

Una referencia del día a día
Paco Millán, profesor de Geriatría dentro de la asignatura Fisioterapia Especial en Terapia Ocupacional de la Universidad Miguel Hernández, reconoce que los perros son el animal estrella, por su carácter gregario. Para las personas mayores, que en muchas ocasiones pasan gran parte del día solas, el hecho de compartir la vida con el animal supone una vía de salida para las emociones e incita a hacer un mínimo de ejercicio, a la calle a pasear. Obliga a hablar con otras personas, y supone un ser vivo que depende de los cuidados de la persona, que encuentra en la supervivencia del animal un objetivo y una referencia del día a día. Para los niños con desarrollo motor inferior a su edad, por otro lado, un perro adiestrado puede ser la motivación para hacerle gatear o realizar otros movimientos.