El desafío para la Industria del Caballo en la Argentina es nuevamente
"Trabajar en forma INTEGRADA, HACIENDO QUE LAS COSAS PASEN"
Este año ¿lo lograremos?
Mario López Oliva

martes, 25 de noviembre de 2008

“Los paseos por los viñedos se pueden hacer a caballo

La Vanguardia Liberal - Colombia



Entregarse a la pasión y magia del vino es sencillamente irresistible cuando se visita Chile.

Este país cosecha una de las tradiciones vitivinícolas más antiguas de toda América Latina, por eso cuando se le visita, uno de los planes con los que usted podrá disfrutar son las rutas del vino.
Una de ellas es la ruta del vino de Curicó, un recorrido que contempla conocer más de 15 viñas, entre ellas Viña San Pedro, una de las más antiguas de todo el continente, considerada también como la de mayor tradición en este encantador país.

Para llegar a ella, tendrá que recorrer 205 kilómetros desde Santiago, por la Panamericana Sur, es decir, a unas dos horas aproximadamente. Al pasar la ciudad de Curicó, a mano derecha del camino, los visitantes podrán contemplar las grandes extensiones de los viñedos.

Pero si usted no quiere viajar por carretera, podrá visitar esta viña tomando el tren en la Estación Central de Santiago, y dos horas y media después al llegar a Curicó, tomará un taxi en un recorrido corto de 15 minutos hasta llegar a Viña San Pedro.

El crecimiento de la cultura vinícola que cada vez toma más fuerza en muchos países de Latinoamérica ha permitido que este país y viñas como esta, se conviertan no sólo en los centros de producción de este exquisito producto, sino también en una fuerte opción turística para quienes visitan Chile, manifestó el enólogo David Valdebenito Bópez.

“Los paseos por los viñedos se pueden hacer a caballo, recorrer las bodegas, recoger uvas, ver el proceso de la vendimia. Todo esto dentro de lo que se conoce como enoturismo. Durante los recorridos se va conociendo de la cultura típica del país, con el acompañamiento de algunos grupos que muestran danzas y bailes. Además, hay fiesta típicas de la vendimia entre febrero y mayo, donde existen fiestas en todos los valles de Chile”, explicó David Valdebenito. Por esto resulta ser uno de los destinos internacionales de mayor atracción en los últimos 5 años.

Catar y disfrutar

Al llegar a la Viña, su paisaje enamora. Desde diversos puntos se puede contemplar el paño continuo del viñedo plantado más amplio de Sudamérica.

El tour que se puede hacer por esta viña es bilingüe, una vez se conocen los campos, quienes visitan el lugar pueden ir también a la planta de vinificación en la que se puede ver todos los procesos de producción y embotellado, en una infraestructura que asombra por su alto contenido tecnológico. Allí los guías dan una explicación de estos procesos, lo que permite entender aún más los secretos de esta exquisita bebida.

Y es que recorrer las hectáreas plantadas resulta interesante porque se puede ver la cantidad de variedad de uvas y los diferentes tipos de conducción de las plantas.

Durante el recorrido se puede aprender a distinguir las diversas cepas por sus racimos y hojas, los diferentes métodos de producción y cómo influyen los distintos suelos, microclimas y la disposición de las plantaciones, para lograr la más diversa calidad de uvas para todas las marcas de vinos que allí se producen.

El recorrido contempla también la visita a las bodegas, entre ellas, la tradicional cava de cal y canto que guarda los vinos Premium de esta viña. Esta cava cuenta con más de 140 años de historia, así que visitarla se convierte sin duda en un encuentro especial con la historia.

La visita termina con una instructiva cata guiada de productos de la viña. Y además, se pueden adquirir vinos a un valor preferencial en la sala de ventas.
Este recorrido tiene una duración aproximada de dos horas y se puede hacer de martes a sábado, a partir de las 11 de la mañana.

“El tour se realizan para un mínimo de 2 personas y un máximo de 20, avisando en lo posible con 2 días de anticipación”, explicó María Verónica Steinbrügge Blaña, Jefe de Comunicaciones Corporativas de esa viña, quien agregó que la experiencia de conocer San Pedro es “sobrecogedora, es como adentrarse en la magia, el misterio y la tradición. Es historia palpable. Respirar los siglos de historia encerrados en ese lugar subterráneo es como transportarse en el tiempo a 1865, cuando la viña fue fundada. Permite desconectarse, hacer un paréntesis en el tiempo”.

Al visitar Chile podrá deleitar su paladar con sabores típicos como empanadas, el pastel de choclo, las humitas, la cazuela de ave, la carbonada, el cordero al palo, parrillada, entre otros platos que maridan muy bien con los vinos tintos.

Chile, por tratarse de un territorio muy fértil, rico en frutas, verduras y generoso en ganadería, incluye en sus platos típicos muchos ingredientes. De otro lado, la extensa costa permite disponer de una amplia variedad de productos del mar, por lo cual podrá maridar con vinos blancos que en esta viña provienen de las mejores y más novedosas zonas frías de la vitivinicultura actual chilena, como Leyda, Elqui, Casablanca o Bío-Bío.

Plantas de producción y bodegas de las más modernas de América Latina, junto a la colonial Casa de Huéspedes, la más antigua Cava Subterránea, los senderos de la viña para paseos interminables, el bosque del Parque Centenario y el Mirador que domina toda la extensión plantada son los principales atractivos de la viña. Todo con la Cordillera de Los Andes como telón de fondo.

Un tour pequeño tiene un costo de $8 mil pesos chilenos por persona más los costos de traslado, pero si prefiere visitar toda la viña tendrá que incluir degustaciones por un costo de USD $12 dólares, aproximadamente.
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