La nueva versión de la carrera más impornate de Sudamérica tuvo a Latency como figura del Grupo I y a Jorge Valdivieso, que llegó segundo con Puchet, como el "homenajeado" que tras 30 años de trayectoria colgó la fusta para dedicarse a la preparación. Más de 40 mil personas ovacionaron al mejor jockey argentino de todos los tiempos.
La despedida de Jorge Valdivieso, a decir de los hipicos argentinos, el mejor jockey de su historia, era lo único que podía igualar a un Pellegrini. Y es que la máxima fiesta del turf más desarrollado de Sudamérica tuvo en Latency a un justo ganador y a un gran campeón, pero en la figura del “Valdi” o “El Grande” a su máxima expresión.
¿Te imaginas que hubiese pasado si Puchet ganaba?, se preguntaban los cronistas argentinos, y más de alguno se atrevió a señalar que las carreras habrían llegado hasta ahí no más. Quién habría podido detener tamaña fiesta.
Y es que el ciudadano ilustre de Buenos Aires en 2005 recibió una ovación de parte de las más de 40 mil personas presentes que impresionó a todos los cronistas. “Valdivieso no sabe lo que realmente significa”, me explicaron. Y es que el origen humilde del jockey que superó recientemente las cinco décadas, más de tres de ellas dedicadas con amplio éxito al turf, estuvieron marcadas por características claves: sencillez, profesionalismo y clase.
Parece una broma cuando en sus inicios algunos pretendían convencerlo de que el camino elegido era el equivocado. Esos mismos le palmotearon el sábado la espalda y le pidieron posar para una de las miles de fotografías que el jockey se tomó durante su último paso por San Isidro sobre los finos de carrera, el mismo escenario que de ahora en adelante lo acogerá durante las mañanas, pero como preparador.
La fiesta del Pellegrini suele ser en grande, pero la despedida de Valdivieso la hizo aún mayor. La gloria que era del campeón latinoamericano, Latency, fue compartida con un grande y eso lo valoraron todos, los locales y los extranjeros que fueron parte del fin de una de las historias más lindas de la hípica argentina, que no terminó con un triunfo, pero sí con muchas emociones, porque una figura que no se precia de tal, le da un sello de distinción difícil de igualar.
La Tercera
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