Latency, el caballo de las hazañas interminables, en una tarde perfecta
Montado por Julio César Méndez, fue capaz de eclipsar por un rato a Jorge Valdivieso y se metió en los libros de historia del turf argentino.
Es tan grande el Pellegrini que ayer era la única carrera en San Isidro que podía hacer olvidar, aunque sea por un momento, que se estaba retirando Jorge Valdivieso. Y tenía que ganar un caballo con una capacidad parecida para emocionar, si es que quería aprovechar el pedacito de trascendencia que le quedaba a una jornada a prueba de corazones sensibles.
Las piernas temblaron cuando se vio que el caballo que atropellaba abierto era el mismo que no se podía vender a sus 2 años, por un defecto físico que el tiempo resolvió; el que ganó el Jockey Club de 2004; el que se hizo fuerte en Maroñas para llevarse un Latinoamericano; ése que volvió mil veces después de irse otras tantas; aquel que cambió de entrenador y siguió triunfando como si nada. Latency tiene nombre suficiente como para que por cinco minutos se produjera el milagro de que Valdi no existiera.
Lo aplaudían a Julio César Méndez, todavía en la montura del caballo del stud El Bobo. Casi ni miraban a Valdivieso, que se estaba pesando, después de entrar segundo con Puchet. Se oía la única ovación que no fue para el mendocino en la tarde, mientras sólo algunos fotógrafos seguían retratando a la primera figura. Después, del lío que fue el pesaje tuvo que apartarse unos metros Dardo Fernández Aramburu, criador de Latency, para poder disfrutar o para tomar aire, quién sabe. Juan Udaondo, el entrenador del zaino con el corazón en la frente, fue a buscar al cardiocirujano a ese rincón, para darle un abrazo.
Tan caótico fue aquello como el desarrollo del Pellegrini, y las dos cosas estaban dentro de lo previsto. Como suele pasar, los que corrieron adelante deben haber sido los únicos que no sufrieron percances. Parece que con 24 caballos en la pista no hay trecho largo que alcance para acomodarse y de esto se trata la recta opuesta de San Isidro.
Luego, el codo. Nadie quiere doblarlo por afuera y arriesgarse a perder terreno. Las distancias se estrechan a lo ancho y a lo largo. Hay tropiezos y el más grave lo sufrió Francisco Benítez, que cayó de la montura de My Happiness y resultó con pérdida de conocimiento. Literalmente voló por sobre el pescuezo de su caballo el jinete paraguayo. Las imágenes de televisión mostraban las patas chocando con el cuerpo de Benítez.
Enseguida, el derecho apaga un poco la conmoción de la rodada que todos vieron. Rodrigo Blanco se apura y manda a Life of Victory, el caballo que mostraba movimientos más alentadores unos segundos antes. Domina a Yabra, el puntero original, que terminaría antepenúltimo. El nuevo líder se cierra, lo que puede tomarse como una señal de superioridad, pero faltaban otros que tenían algo para decir todavía.
Las figuras de Latency y de Julio César Méndez, su jockey, se confundían. El caballo de las hazañas interminables y el hombre que volvió a elegirlo. La alternativa para el uruguayo era Candy Gift, que no era uno del montón: resultó favorito y quedó tercero, a un cuerpo y medio. Méndez no se olvida de que Latency se cruzó en su vida en momentos difíciles y que le dio un triunfo en su tierra que todavía lo estremece. Un motivo raro para estos tiempos de reinado del resultado y el éxito.
A tres largos entró Puchet, con Valdivieso. El piloto que se despedía y el que festejaba su mejor victoria volvieron juntos, abrazados y en la montura de dos caballos que van a quedarles en la memoria para siempre.
Un hecho fortuito, burocrático -la exportación a Dubai frustrada por cuestiones sanitarias en el emirato-, devolvió a Latency a la pista de San Isidro. Parece cuento que un hecho tan sin alma les haya ofrecido al turf y a miles de espíritus sensibles la tarde de la emoción perfecta.
* Los contrastes que vivió Dany Etchechory
Carlos Daniel Etchechoury tuvo una tarde de contrastes. Por un lado, le entregó a Valdivieso los caballos para que el ídolo consiguiera sus últimos triunfos. Por otro, quedó cerca con los que preparó para el Carlos Pellegrini: Puchet, Candy Gift y Life of Victory terminaron segundo, tercero y cuarto.
Por Gustavo S. González
De la Redacción de LA NACION
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Mario López Oliva
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domingo, 16 de diciembre de 2007
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