Se impuso ante Gurú, al que condujo Julio Méndez; una multitud asistió a la gran fiesta del turf uruguayo
MONTEVIDEO.- "6 de enero en Uruguay es Ramírez. No dejes que te lo cuenten", advertía el eslogan con el que Maroñas invitó a vivir su fiesta suprema desde los afiches que se descubrían en las publicidades. El fotomontaje de un grupo de caballos corriendo sobre la arena fue una postal de las dos actividades que más disfrutó la gente ayer en esta ciudad: la playa, bajo un cielo casi huérfano de nubes, y las carreras, en las que el local Rock Ascot se convirtió en el principal protagonista con su victoria en los 2400 metros más deseados por aquí.
El triunfo del tordillo resultó el plato principal del menú que el hipódromo preparó para la tarde de Reyes, con los otros tres grandes premios de la serie incluidos. Los que siguieron la fecha en el escenario de Barrio Ituzaingó, desde las agencias o por televisión, en directo, además se regocijaron con la velocidad del brasileño Pedra de Ouro, vencedor del Maroñas (G 2-1000 metros); la contundencia de la yegua Kalaka Plick, amplia dominadora del Ciudad de Montevideo (G 1-2000 metros), y hasta hubo fuegos artificiales previo al Pedro Piñeyrúa (G 1-1600 metros).
Cada uno de los vencedores fue dueño de una porción de gloria, pero la tajada mayor fue para Rock Ascot, el mismo que en octubre había dejado su huella en el Jockey Club. Para esta carrera utilizó una estrategia parecida a la que empleó en aquel triunfo, al correr a la expectativa, mientras el brasileño Relento y los uruguayos Aristótele y Blasty se prestaban el liderazgo, y su furia cobró intensidad cuando la mayoría dejaba en claro que carecía de las energías suficientes para darle batalla. En ese grupo estaba Good Report, agotado.
Entre los que conservaban fuerzas estaba Gurú, otro con antecedentes en el proceso selectivo y ahora escolta al anca. Junto a los palos, el caballo que había sido cuarto en el Nacional se encargó de que no pudiera distraerse el hijo de Mantle Rock, y desde los 300 metros, cuando el tordillo pasó a ganar, no le perdió pisada. El grito era unánime en todos lados: "¡Méndez, viejo nomás!". Pudo más Carlos que Julio César, en el duelo de los jockeys que en 2007 ganaron el República Argentina, en Palermo, y el Carlos Pellegrini, en San Isidro.
Por Carlos Delfino
Enviado especial
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