El desafío para la Industria del Caballo en la Argentina es nuevamente
"Trabajar en forma INTEGRADA, HACIENDO QUE LAS COSAS PASEN"
Este año ¿lo lograremos?
Mario López Oliva

sábado, 23 de febrero de 2008

En el desierto, para ganar experiencia

Iván Pavlovsky, veterinario con genes bien hípicos, trabaja desde hace casi un año en Dubai, un medio que enseña con su rigurosidad.


ebe haber pocos lugares en el mundo como Dubai, hoy, para un veterinario y futuro entrenador de sangre pura de carrera. O para un profesional del turf, en definitiva. Y se nota que allí los argentinos son estimados desde antes de que Invasor se convirtiera en un campeón mundial. Para Iván Pavlovsky, el camino a Medio Oriente pudo parecer sencillo por la familia a la que pertenece. Los genes maternos y paternos lo vinculan con la hípica y vivió en el casco de un haras. Su padre, Ignacio, es uno de los veterinarios argentinos más respetados aquí y en los foros internacionales.

Pero Iván supo ahora, con el título en la mano, que en ese camino no todo debía ser llano y eligió el árido desierto como una plataforma más en su formación. "Estoy trabajando con Satish Seemar en la recuperación de caballos lesionados. Aquí no hay campo y el verano es durísimo por el calor y la humedad, pero se aprende porque el margen de error es pequeño, te enseña mucho. El clima y la cancha exigen. En la Argentina, si te pasás con un caballo en el entrenamiento lo recuperás en una semana. Acá no podés."

Seemar es uno de los primeros entrenadores que tuvo el jeque Mohammed, monarca de Dubai, y maneja dos studs, uno de ellos el Millennium, que es del hijo de aquél, Rashid. "El 80 por ciento de los caballos locales son de los Maktoum. Los extranjeros que llegan para el Carnaval y los de segunda mano de Godolphin se reparten entre todos los cuidadores." No es un secreto que esa caballeriza es un pulpo ávido de poseer el mejor caballo, allí donde haya que ir a buscarlo.

Los Maktoum pusieron su tierra en el mapa del turf cuando crearon la Dubai World Cup, de la que participará Latency, toda una figura ya en el hipódromo de Nad al Sheba. "Está en los boxes de cuarentena por 30 días, con un horario especial para trabajar. Se lo ve maduro, mucho más fuerte. Lo sigo como a todos los argentinos aquí; yo lo conocía del tiempo en que trabajé con Juan Carlos Maldotti. Es un caballo de clase, muy ágil, al que le va a venir bien la pista de Nad al Sheba."

-¿Por qué?

-La arena se compacta mucho; es liviana arriba y más dura abajo. Hay que venir corriendo la carrera; los caballos que están bien siguen y los otros se paran. Latency tiene calidad, se puede adaptar sin problemas. Además llegó bien y no se le cambió nada, ni siquiera la avena con que se lo alimenta.

Por estos días, Iván Pavlovsky tiene un motivo más personal para sentirse a gusto en Dubai: lo acompaña su novia, Isabel Donovan, futura veterinaria, a la que incluso ya le ofrecieron trabajar en el hospital equino local, uno de los más avanzados del mundo. Y piensan casarse en 2009. Hasta entonces, Iván seguirá absorbiendo experiencia. Y observando, aunque más no sea de reojo, lo que pasa con Latency, otro embajador argentino que busca ganarle la batalla al desierto.

  • Desde abril, a Francia, para otra experiencia
    Iván Pavlovsky está aquí desde hace casi un año, pero lo espera una experiencia que lo entusiasma. "Me van a mandar a Francia el 1° de abril, para preparar potrillos y caballos grandes que estén para correr. Allá se les puede dar un mejor entrenamiento, con el objetivo puesto en el carnaval de 2009, pero si se ponen en forma, podrían competir allí".


Por Gustavo S. González
De la Redacción de LA NACION

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