Cartas al director
Ahora que estamos eufóricos con la declamación de Interés Turístico Internacional de nuestra Feria, y también estamos intentando reconvertir un poco nuestra Feria, con motivo de la conmemoración del III Centenario para el año 2010, con la finalidad, imagino, de hacerla más agradable para nosotros y también para los que nos visiten; no deberíamos dejar pasar mucho tiempo más para acometer un problema que yo considero de especial importancia, y que he tenido la ocasión de comprobar que no es sólo para mi, sino también para muchas personas de las que como yo, les gusta vivir la Feria de día, «tomar unas cañitas» al mediodía ¿vamos!
La cuestión radica en que los caballos campen a sus anchas por los alrededores del Recinto Ferial, a escasos centímetros de las personas que por allí estamos. La verdad es que los animales son preciosos (no podría decir lo mismo de los que los montan), pero el problema que su presencia ocasiona lo diferenciaría en dos niveles:
El 1º, el de la salubridad. Es indignante ver como esos preciosos animales defecan donde mejor les parece, a escasos centímetros de las personas de alrededor.
El 2º, el de la seguridad. Es peligrosísimo, y siento verdadero miedo cuando veo a esos poderosos animales escurrirse y ponerse nerviosos sobre un pavimento inadecuado para ellos, repito, a escasos centímetros de las cabezas de los niños, e incluso bebes, que por allí circulan.
Volviendo al tema de elevar la calidad y el prestigio (ahora internacional) de nuestra Feria, no deberíamos permitir que esta circunstancia insalubre (o pestilente cuando menos) e insegura forme parte de nuestra Feria.
Sería triste que esos visitantes internacionales, si es que nosotros los ciudadanos de siempre no lo merecemos, se vayan diciendo de esta ciudad, que en la Feria de Albacete se tomaron una caña oliendo a la mierda del caballo que cayó junto a sus zapatos; o que tuvieran que tomarse u vinito con sus familias, acojonados y con los niños atados en corto, por miedo a que los pisara o les rompiera algún hueso esos magníficos caballos, que esos si, son los auténticos dueños del Territorio Ferial. No hablemos de sus dueños.
Si se están adoptando medidas encaminadas a hacer nuestra Feria más civilizada y mejorar su imagen, tales como reducir ruidos, aumentar el nº de aseos y extremar las labores de limpieza, o mejorar la seguridad; no se a que estamos esperando, y cuales son los beneficios que reporta a nuestra Feria dejar que los caballos paseen junto a las personas y se caguen encima de ellos.
Si éstos existen, me gustaría que alguien me los contara, y a continuación, claro está, y en base a ellos, se permitiese que esos animales también camparan a sus anchas por el Paseo de la Feria, y por el interior del Recinto Ferial, y a todas horas, claro.
Y si no es así, por favor, búsqueseles otro lugar menos concurrido y donde ellos puedan disfrutar a sus anchas; porque creo que también ellos se ven coartados en sus movimientos. Multamos a los ciudadanos porque sus perros se cagan en las calles, y si embargo primamos que los caballos se caguen en nuestra Internacional Feria, curiosa circunstancia.
Cesáreo M. Tolsada
La cuestión radica en que los caballos campen a sus anchas por los alrededores del Recinto Ferial, a escasos centímetros de las personas que por allí estamos. La verdad es que los animales son preciosos (no podría decir lo mismo de los que los montan), pero el problema que su presencia ocasiona lo diferenciaría en dos niveles:
El 1º, el de la salubridad. Es indignante ver como esos preciosos animales defecan donde mejor les parece, a escasos centímetros de las personas de alrededor.
El 2º, el de la seguridad. Es peligrosísimo, y siento verdadero miedo cuando veo a esos poderosos animales escurrirse y ponerse nerviosos sobre un pavimento inadecuado para ellos, repito, a escasos centímetros de las cabezas de los niños, e incluso bebes, que por allí circulan.
Volviendo al tema de elevar la calidad y el prestigio (ahora internacional) de nuestra Feria, no deberíamos permitir que esta circunstancia insalubre (o pestilente cuando menos) e insegura forme parte de nuestra Feria.
Sería triste que esos visitantes internacionales, si es que nosotros los ciudadanos de siempre no lo merecemos, se vayan diciendo de esta ciudad, que en la Feria de Albacete se tomaron una caña oliendo a la mierda del caballo que cayó junto a sus zapatos; o que tuvieran que tomarse u vinito con sus familias, acojonados y con los niños atados en corto, por miedo a que los pisara o les rompiera algún hueso esos magníficos caballos, que esos si, son los auténticos dueños del Territorio Ferial. No hablemos de sus dueños.
Si se están adoptando medidas encaminadas a hacer nuestra Feria más civilizada y mejorar su imagen, tales como reducir ruidos, aumentar el nº de aseos y extremar las labores de limpieza, o mejorar la seguridad; no se a que estamos esperando, y cuales son los beneficios que reporta a nuestra Feria dejar que los caballos paseen junto a las personas y se caguen encima de ellos.
Si éstos existen, me gustaría que alguien me los contara, y a continuación, claro está, y en base a ellos, se permitiese que esos animales también camparan a sus anchas por el Paseo de la Feria, y por el interior del Recinto Ferial, y a todas horas, claro.
Y si no es así, por favor, búsqueseles otro lugar menos concurrido y donde ellos puedan disfrutar a sus anchas; porque creo que también ellos se ven coartados en sus movimientos. Multamos a los ciudadanos porque sus perros se cagan en las calles, y si embargo primamos que los caballos se caguen en nuestra Internacional Feria, curiosa circunstancia.
Cesáreo M. Tolsada
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