Caras curtidas por el sol, lágrimas de emoción, ponchos atados al cuello, botas y boinas cubiertas de tierra y sudor marcaron la llegada de los cinco peregrinos que pasaron veinte días por las rutas que conectan Tandil con Luján con un único fin: transitar estos kilómetros para llevar a bendecir la Virgen, en quien han depositado su fe.
En estos días sortearon inclemencias del tiempo, dificultades de camino, pero también momentos felices, siempre guiados por la confianza espiritual “es una emoción grande haber podido llevar a bendecir la Virgen de Luján nuevamente, puesto que yo la había traído el año pasado. Ahora peregrinará por las casas de los amigos”.
Partida y viaje
La caravana partió del Palacio Municipal el 16 de septiembre, donde fueron despedidos por el intendente y otras autoridades comunales.
La peregrinación se realizó por segundo año consecutivo, impulsada por José Luis Vázquez, quien a su llegada, entre lágrimas, expresó “Estamos muy contentos de estar acá, es más que una alegría, son emociones lógicas de tantos días de cabalgata”.
Agradecimiento, promesas, pedidos de gente conocida que le solicitó que dejase algo en la capilla, la fe y el compañerismo fueron los móviles que guiaron a estos peregrinos, que a viva voz dijeron “fue una travesía muy hermosa”.
Como en todo viaje largo vivieron percances como la lluvia, o dificultades con las herraduras de los caballos, pero según José Luis Vázquez, sus acompañantes estuvieron a la altura de las circunstancias: “Natalia Ramírez, de dieciséis años soportó el viaje, lo mismo que Daniel Ramírez, Beto Sandoval y Omar Arrien, mis compañeros de este año”.
Ayuda desinteresada
La atención de la gente que encontraron en su peregrinación para ellos fue increíble ya que nadie les cerró las tranqueras y pudieron entrar a los campos con los caballos para descansar. En este sentido Vázquez afirmó que “todo el mundo nos recibió bien a pesar que no nos conocían, hubo gente que continuamente nos paraba, nos saludaba y agradecía a la Virgen, gente que nos acercó comida, dinero, hasta nos traían verdura de las quintas, o carne. Verón nos prestó un grupo electrógeno”.
Además agregó que “Los caballos estuvieron bien comidos, siempre cómodos y gracias a los amigos de la cooperativa tuvieron siempre su ración y siguen con la misma energía que salieron desde acá”, agradeció conmovido.
En Luján
Para los peregrinos la estadía en Luján fue muy buena y tuvo mucha mejor organización que en 2007. Al respecto, Vázquez dijo que “el año pasado vimos como maltrataban a los caballos y este año eso no surgió. La Intendenta de Luján puso policía, hubo control y buena organización”.
De esta forma, pudieron participar en Luján del desfile de los peregrinos donde representaron a Tandil de la mejor manera.
Así, luego de veinte días de viaje a caballo y acompañados todo el tiempo por la Virgen de Luján y su fe en ella, regresaron a Tandil felices, gratificados y agradecidos “a todos los que estuvieron ahí para recibirnos”.
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