El desafío para la Industria del Caballo en la Argentina es nuevamente
"Trabajar en forma INTEGRADA, HACIENDO QUE LAS COSAS PASEN"
Este año ¿lo lograremos?
Mario López Oliva

lunes, 8 de septiembre de 2008

Que se hagan ya las auditorías

Periódico Primicias - Santo Domingo,Distrito Nacional,Dominican Republic

De acuerdo con la verdad

Que se hagan ya las auditorías
“Dios, ayúdame a decir la palabra de la verdad en la cara de los fuertes, y a no mentir para congraciarme con el aplauso de los débiles”, Mahatma Gandi

Por Tomas E. Montás

domingo 7 de septiembre de 2008, actualizado hace 14 horas, 21 minutos

El presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reyna, tras asumir el mandato de un tercer período como el principal inquilino del Palacio presidencial, produjo remociones y designaciones en su gabinete al tiempo de remover funcionarios en el tren burocrático del Estado que, en muchos casos, satisfizo a sus seguidores, pero no dejó mucho gusto en aquéllos que esperaban turno para disfrutar a raudales de las mieles del poder, haciendo solo bulto, allante y movimiento para que se crea que hacen un trabajo supuestamente fructífero en beneficio de la Nación.

El presidente Fernández, por si no lo sabe, que sepa que su decisión de sustituir a los miembros de la Comisión Hípica Nacional fue recibida con gran alborozo por la inmensa mayoría de los hípicos que, conscientes de lo que acontecía en el hipódromo, esperaban la cancelación de los funcionarios que por casi cuatro años exhibieron una conducta solo apreciada por quienes recibían sus prebendas, en tanto ellos disfrutaban de lo que nunca jamás habían siquiera soñado.

Según las impresiones recogidas, hípicos comunes como encumbrados por sus intereses económicos, la acogieron como una medida saludable y necesaria para el bienestar, desarrollo y fomento de esta actividad, que proporciona al gobierno, como estamos enterados, alrededor de una veintena de millones de pesos anuales en impuestos a la jugada de caballos.
Los nuevos comisionados hípicos son el licenciado Odalix Pimentel Báez, como presidente, Alejandro A. Beltré como vicepresidente y Bienvenido A. Rodríguez, ostentando éste la calidad de miembro como licenciado en derecho, quienes reemplazan a Nicolás Calderón García, Abrahan Mejía y Julissa Martínez Liquey, que ocuparon esas funciones por los cuatro años del período anterior de gobierno peledeísta, con salarios oscilantes entre 120 mil, 90 mil y 87 mil pesos, respectivamente.

Cabe decir que los aires que soplan ahora en el hipódromo V Centenario son de franca armonía y esperanzas, haciendo aflorar un espíritu de colaboración de todos los entes hípicos, sobre todo aquéllos mayormente afectados por los desatinos de la administración anterior, actitud que se proyecta debido a la confianza que inspiran los nuevos comisionados y que, al menos, el presidente y el vicepresidente del organismo son verdaderos conocedores del hipismo y de los cuales uno no puede tener ni asomo de dudas de que sabrán obrar con total transparencia y apego a los principios de honradez y, lo que uno más espera, buen manejo de los fondos que provee la actividad hípica.

Instalados ya en sus funciones, los nuevos comisionados han sostenido reuniones con todos los sectores que inciden en el hipismo y han prometido trabajar haciendo el mayor esfuerzo porque la actividad recobre el esplendor que requiere para que la fanaticada, como los inversionistas, vuelvan a creer que el dinero que aportan va a servir para mejorar el espectáculo y que todo el mundo vuelva a confiar en el negocio, que no ha llegado a colapsar por el cambio ya operado y la intervención de gentes insertos en el gobierno que son "hípicos de varilla y cemento" o aún, también, tan sólidos y fuertes "como un lingote de oro".

Estamos persuadidos de que el nuevo presidente de la Comisión Hípica Nacional, Odalix Pimentel Báez, no tiene la pretensión de convertirse en el "ley, batuta y constitución" como operó en el cargo Calderón García, cuyos actos lo convirtieron en el comisionado más detestable de la historia del hipismo dominicano porque, además de hacer lo que le daba la gana, era un mala paga y obró odiosamente contra gran parte de los cronistas hípicos y los empleados del organismo que, vaya usted a ver, ni siquiera saben si tienen opción para hacer uso del Seguro Familiar de Salud, un sistema social cuyo patrimonio sobrepasa ahora más de 60 millones de pesos y quizás por eso no se le hace caso a instituciones que no pagan los dineros que le deducen a sus empleados, como he escuchado quejas de servidores del hipódromo.

Claro, eso ocurre cuando la democracia en un país sigue todavía incipiente, que significa que no hay un verdadero estado de derecho y donde las instituciones son débiles; que quiere decir, entonces, que los afectados en el hipódromo no pueden demandar el cumplimiento del pago de la seguridad social, como se les dedujo de su salario, so pena de perder sus empleos y ahí está el quís del asunto.

En la oportunidad en que me reuní con el nuevo incumbente hípico, como lo he hecho con todo quien ha sido nombrado en el cargo, le presenté una carta con mis intenciones de colaboración con la gestión, en mi calidad de presidente de la Asociación Nacional de Cronistas y Comentaristas Hípicos Unidos, que tiene más de 40 miembros, en la que le decimos lo siguiente:

"Al saludarlo con gran deferencia, en mi calidad de presidente de la Asociación Nacional de Cronistas y Comentaristas Hípicos Unidos, le manifiesto mi regocijo personal por su designación, esperando que las nuevas directivas suyas, como presidente de la Comisión Hípica Nacional, sean suficientemente constructivas para hacer eficaz su desempeño y que el negocio hípico tenga la justeza de una acción propositiva que supere el lastre de una gestión anterior, caracterizada por los afanes lucrativos, desproporcionados y apabullantes, de quienes se comportaron más bien como verdaderos caza fortunas y no precisamente por preocuparse por el desarrollo del hipismo, que dejan descriscajado, por lo que su partida, estoy convencido, llena de contento a los entes hípicos diezmados.

"Como hípicos de larga trayectoria, nos colocamos en el camino de la colaboración y esperamos que, como nuevas autoridades, reconozcan la utilidad en la promoción del hipismo de los cronistas y comentaristas hípicos, sobre todo los productores de programas, columnistas y pronosticadores, que promocionan el negocio sin recompensa de los beneficios que provee su labor; como se les negó en el reparto de publicidad, pagada graciosamente a algunos relacionados de la gestión anterior solo procurando voluntades y silencios.

"No preconizamos el fracaso de nuestras autoridades hípicas, pero sí recabamos de sus capacidades las mejores acciones en provecho de una actividad que apasiona a una gran fanaticada que, con sacrificio de sus presupuestos, paga con sus apuestas un impuesto a la esperanza y, por lo tanto, tiene que ser protegida y retribuida con una administración laboriosa, honesta y transparente.

"Hacemos provecho de la ocasión para desearle éxito al frente de la Comisión Hípica Nacional y que su labor satisfaga las expectativas creadas por la conducta pública que has mostrado y que no ha de defraudar, como conocedor del negocio hípico que, con voluntad y entrega, puedes hacer crecer sin bulto ni fachada, aplicando debidamente, justa y fielmente, el Reglamento Hípico."

Ahora, hay que esperar que la Cámara de Cuentas, una vez constituida de nuevo, con funcionarios probos y decididos a ejercer su papel con elevada responsabilidad, le hagan una auditoría diáfana al ejercicio de administración de Calderón García, pues es preciso saber si manejó con honestidad los recursos puestos a su cargo, más ahora que lo instalan, a él como a quienes lo acompañaron en el hipódromo, como administrador de los Comedores Económicos, caso inusual y nunca visto, donde el calderón es aún más grande para hacer crecer sospechadas fortunas.

El año pasado, junto al comentarista hípico Luis Mena García, pedimos a la Cámara de Cuentas de la República que se hiciera una auditoría a la gestión de Calderón García, tanto como presidente de la Comisión Hípica Nacional y como administrador del hipódromo, que ejerció al mismo tiempo, pero no se hizo, talvez por displicencia, falta de recursos, compromiso o contubernio, y ya sabemos a donde fueron a parar los miembros de ese organismo, que en el juicio que les entabló el Senado asintieron ser defendidos por el propio Calderón García, que asistió al doctor Abel Rodríguez del Orbe, hoy Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo.

Al referirnos en estos términos, preciso es advertir que siempre le hemos pedido a Dios, como creyente que somos, que nos preserve de concebir la envidia contra los que poseen lo que nosotros no tenemos, pero confesamos que nos irrita contactar a los que olvidan la ley de la caridad y el amor al prójimo, más viendo prosperar al malo con bienes materiales, mientras al hombre de bien se le suele ver sumergido en la desgracia.

Usted puede coger lo que decimos con sentido subjetivo pero, objetivamente, en verdad, lo que da coraje es ver a un pobre convertirse en rico en una institución y no hacérsele una rigurosa auditoría a su gestión, mientras se le envía a ejercer funciones en otra parte, que hoy como ayer, cuenta con mayor flujo económico para poder dar, coger y guardar.

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