El desafío para la Industria del Caballo en la Argentina es nuevamente
"Trabajar en forma INTEGRADA, HACIENDO QUE LAS COSAS PASEN"
Este año ¿lo lograremos?
Mario López Oliva

jueves, 16 de octubre de 2008

Vida de un cooperante. José Ignacio Salgado Blanco

El Correo Gallego - Galicia,Spain



Pepe Nacho, siempre inquieto, curioso, vital y, por encima de todo, generoso y bueno. En bellas palabras de su hija, Greta, de catorce años, su cuerpo parecía volverse pequeño para tantísima energía. Profundamente unido a sus padres y sus cuatro hermanos, familiar por encima de todo, a pesar de cualquier distancia en tiempo y espacio. Quizá de ellos y por ellos aprendió a estar siempre pendiente de los problemas de los demás y dispuesto a ayudar. Y le resultaba fácil granjearse el aprecio y la amistad de la gente. Sanamente competitivo consigo mismo, siempre tan dispuesto a amoldarse a lo que la vida le deparase como a mejorarla con su tenaz y aguda visión crítica del entorno. A ello dedicó su más que envidiable capacidad, tanto física como intelectual y emocional, que le llevó, deportivamente, a ser campeón de España de Judo por equipos representando a Lugo con catorce años y campeón universitario en Santiago de Compostela, con treinta y tantos, así como a celebrar sus cuarenta agostos con el título de campeón absoluto de Bolivia en la misma arte marcial. Su espíritu inquieto le empujó a disfrutar todo lo que el tiempo le permitía de la naturaleza. Atrás quedan sus andanzas juveniles por las minas del Rei Cintolo en Mondoñedo, sus paseos a caballo por los montes de Lugo y sus saltos en parapente por cielos de Europa, América y África, principalmente desde el monte Liroite en la costa coruñesa, para aterrizar en la playa de Aguieira de Porto do Son para deleite de sus sobrinos e hijos. Recorrió el Atlas marroquí en moto y media Sudamérica.

Su sencilla forma de ser le fue rodeando de buenas personas, entre los que se encuentran sus amigos, su esposa, ahora viuda, Uli, y sus dos hijos, Greta y Jorge, quienes mejor conocieron al amigo, esposo y padre. Su infinita paciencia y buen humor le convirtieron en el tío favorito de sus ocho sobrinos.

Sin aparente esfuerzo, se licenció en Veterinaria por la Universidad de León. Era un veterinario vocacional, fruto de su admiración por todo lo creado más su voluntad de conservarlo y mejorarlo. Quizá por eso, quizá por su generosidad e inquietud naturales, quizá por todo, esa gran capacidad que le permitió acceder a la condición de funcionario veterinario de la Xunta de Galicia le ayudó a decidir cambiar esa cómoda y segura posición por otra aparentemente más incierta para vivir en Sudamérica. No dudó en dejarla para acompañar a su esposa a Sudamérica cuando fue destinada como personal de la embajada alemana en Chile. En Bolivia, Honduras, Chile y Perú se involucró en proyectos de cooperación internacional donde, sin duda, encontró mucha más satisfacción personal y significado a su vida, volcando su energía, su bondad, su sabiduría y su sentido práctico de las cosas y de la vida en ayudar a gente mucho más necesitada de su bonhomía que nuestra cómoda sociedad del bienestar. También fue bombero voluntario en Santiago de Chile y se especializó allí en podología equina.

De su etapa en Bolivia quedan los frutos de su trabajo como cooperante en la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), en la Pastoral de Acción Social de Bolivia, en Medicus Mundi y en Solidaridad Internacional. Sin embargo, lo más importante que Bolivia le dio fue el lugar y el momento donde conoció a su esposa, Ulrike Kudrass, Uli, y donde nació su segundo hijo, Jorgito, hoy con siete años de edad.

Su labor concluyó en Perú, donde colaboró con la Cruz Roja Alemana y Agro Acción Alemana en la asistencia a los afectados por el terremoto del 15 de agosto de 2007 en Chincha, Ica y Paracas. En su último proyecto, en el departamento de San Martín, rubricó su vida montado en una moto el pasado 21 de septiembre, domingo, en una pista de tierra de la amazonía peruana, cuando se dirigía a visitar la zona en la que estaba desarrollando un proyecto de cooperación.

En sus dos escasos años de estancia en Perú dejó tras de sí muchas personas que mostraron su cariño y admiración por él a sus familiares y amigos el pasado 28 de septiembre.

Con su último viaje me ha enseñado a vivir más. Morir me da menos miedo.

Hasta la vista, hermano.

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